22/06/2015, 00:26
El trámite matutino ya se hacia repetitivo. Karamaru se levantaba bien temprano, desayunaba, se higienizaba y luego se colocaba su ropa habitual junto con su bastón y se preparaba para salir a la calle desierta. El Sol todavía no salia en el horizonte y algunas lamparas alumbraban los pasos del shinobi. El viaje hasta el local de Lee no era muy largo, y por eso, Karamaru lo tomaba con calma y caminaba despacio, pensando cada paso que hacia, reflexionando cada mañana en una cosa diferente. Tal vez, que de cosas que ni se acordaría.
Otra mañana mas llegaba al local "Sake-Sake" viendo ya desde la distancia la pequeña caravana a la que se uniria. Un saludo con Lee, una breve explicación del destino, los mismos objetivos que las otras veces y se esperaban unos minutos hasta que se termine de montar la carga. Generalmente, Karamaru ayudaba a hacer ese trabajo y siempre con una sonrisa y animado pero esta vez, no era así. Se sentó al lado de la puerta del local, tomo uno de sus sakes sin alcohol, los cuales habituaba tomar, y espero varios minutos hasta que se finalizara todo el trámite.
«No puedo cree que todavía tenga tanto sueño. ¿Tan poco dormí? ¿Que hago acá? Podría estar durmiendo, comodo, en mi casa...»
Pero al instante, el calvo se levanto de golpe, sacudió la cabeza y se animó.
«Si que si, estoy trabajando y ayudando. No puedo ser asi de vago»
¡VAMOOOOSS!- exclamó Karamaru mientras corría hacia la caravana y saludaba a los guardias de turno.
No había prestado atención, no sabía su destino, pero lo que si supo tras varios días es que estaban en las tierras de Amegakure. Su lluvia constante era su insignia y ese mismo era el clima. Estaban moviéndose lentamente en un camino embarrado rodeados de campo y algunas casas. Otra vez era la mañana, la noche había pasado y el viaje se hacía cada vez mas largo.
Otra mañana mas llegaba al local "Sake-Sake" viendo ya desde la distancia la pequeña caravana a la que se uniria. Un saludo con Lee, una breve explicación del destino, los mismos objetivos que las otras veces y se esperaban unos minutos hasta que se termine de montar la carga. Generalmente, Karamaru ayudaba a hacer ese trabajo y siempre con una sonrisa y animado pero esta vez, no era así. Se sentó al lado de la puerta del local, tomo uno de sus sakes sin alcohol, los cuales habituaba tomar, y espero varios minutos hasta que se finalizara todo el trámite.
«No puedo cree que todavía tenga tanto sueño. ¿Tan poco dormí? ¿Que hago acá? Podría estar durmiendo, comodo, en mi casa...»
Pero al instante, el calvo se levanto de golpe, sacudió la cabeza y se animó.
«Si que si, estoy trabajando y ayudando. No puedo ser asi de vago»
¡VAMOOOOSS!- exclamó Karamaru mientras corría hacia la caravana y saludaba a los guardias de turno.
No había prestado atención, no sabía su destino, pero lo que si supo tras varios días es que estaban en las tierras de Amegakure. Su lluvia constante era su insignia y ese mismo era el clima. Estaban moviéndose lentamente en un camino embarrado rodeados de campo y algunas casas. Otra vez era la mañana, la noche había pasado y el viaje se hacía cada vez mas largo.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘