5/05/2017, 10:55
No había sido convocado a ningún tipo de misión, debido, quizás, al revuelo que se había montado por la muerte de la Uzukage, desconociendo aún cómo había podido suceder tal cosa. Por ello decidió aprovechar el tiempo y llevarse a su hermana de viaje.
Desde que se graduó ella prácticamente no habían hablado, y eso no le gustaba, ni a él ni a la chica que tenía al lado y que disfrutaba admirando el paisaje. Eri, por su parte, estaba encantada de poder viajar con su hermano mayor, Ryu había estado tan ocupado haciendo vete tu a saber qué cosas que no habían tenido tiempo para pasarlo juntos, así que cuando éste le propuso salir a viajar juntos, no dudó en decir que sí al instante.
Y allí se encontraban, sentados detrás de un carro que les había prometido acercarles a Yachi.
Yachi era un pueblo pequeño, bastante frecuentado por turistas de muchos sitios. Situado en el País de la Lluvia donde prácticamente nunca dejaba de llover. La pequeña quedó maravillada cuando su hermano y ella bajaron del carro, enamorándose a primera vista del paisaje que encontraba ahí cerca.
— ¡Mira Ryu, mira cuantos campos!
El chico sonrió y le revolvió el pelo para luego dejar caer sobre ella una capa con capucha, idéntica a la suya pues ambos deberían resguardarse un poco del agua que caía sobre sus cabezas.
— Tengo que ir a ver a un amigo que vive por aquí, ¿prefieres investigar sola o me acompañas?
— ¿Tardarás mucho? — Cuestionó la joven sin dejar de admirar el paisaje.
— Lo dudo.
— Entonces voy a investigar un poco, además, tengo hambre, voy a ver si encuentro un sitio para tomar algo. — Y anunciando aquello, se fue a investigar aquel pequeño pueblo.
No parecía muy grande, así que pronto divisó un lugar donde poder refugiarse de la lluvia y tomar algo. Parecía algo similar a un café, pero donde vendían helados, tés y también postres. Era algo normal ya que siendo un pueblo turístico, debían cubrir todas aquellas necesidades. La joven leyó el cartel donde ponía ''Yachiría".
Con un suave golpe, la puerta se abrió hacia dentro, y un olor a dulce inundó las fosas nasales de la joven. El lugar era pequeño pero se encontraba bien colocado: hileras de mesas adornaban la estancia y una barra de madera se encontraba a la izquierda, con asientos repartidos cercanos a ella. El lugar era brillante, de parees blancas y suelos marrones claros. Eri tomó asiento en la barra, junto a una joven, y tomó la pequeña carta que se encontraba a su derecha.
«Veamos, qué puedo tomar...»
Desde que se graduó ella prácticamente no habían hablado, y eso no le gustaba, ni a él ni a la chica que tenía al lado y que disfrutaba admirando el paisaje. Eri, por su parte, estaba encantada de poder viajar con su hermano mayor, Ryu había estado tan ocupado haciendo vete tu a saber qué cosas que no habían tenido tiempo para pasarlo juntos, así que cuando éste le propuso salir a viajar juntos, no dudó en decir que sí al instante.
Y allí se encontraban, sentados detrás de un carro que les había prometido acercarles a Yachi.
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Yachi era un pueblo pequeño, bastante frecuentado por turistas de muchos sitios. Situado en el País de la Lluvia donde prácticamente nunca dejaba de llover. La pequeña quedó maravillada cuando su hermano y ella bajaron del carro, enamorándose a primera vista del paisaje que encontraba ahí cerca.
— ¡Mira Ryu, mira cuantos campos!
El chico sonrió y le revolvió el pelo para luego dejar caer sobre ella una capa con capucha, idéntica a la suya pues ambos deberían resguardarse un poco del agua que caía sobre sus cabezas.
— Tengo que ir a ver a un amigo que vive por aquí, ¿prefieres investigar sola o me acompañas?
— ¿Tardarás mucho? — Cuestionó la joven sin dejar de admirar el paisaje.
— Lo dudo.
— Entonces voy a investigar un poco, además, tengo hambre, voy a ver si encuentro un sitio para tomar algo. — Y anunciando aquello, se fue a investigar aquel pequeño pueblo.
No parecía muy grande, así que pronto divisó un lugar donde poder refugiarse de la lluvia y tomar algo. Parecía algo similar a un café, pero donde vendían helados, tés y también postres. Era algo normal ya que siendo un pueblo turístico, debían cubrir todas aquellas necesidades. La joven leyó el cartel donde ponía ''Yachiría".
Con un suave golpe, la puerta se abrió hacia dentro, y un olor a dulce inundó las fosas nasales de la joven. El lugar era pequeño pero se encontraba bien colocado: hileras de mesas adornaban la estancia y una barra de madera se encontraba a la izquierda, con asientos repartidos cercanos a ella. El lugar era brillante, de parees blancas y suelos marrones claros. Eri tomó asiento en la barra, junto a una joven, y tomó la pequeña carta que se encontraba a su derecha.
«Veamos, qué puedo tomar...»