7/05/2017, 10:15
El minino logró girarse un momento, lo necesario para ser atraído por la manta que la pelirroja llevaba entre sus manos, cuando ésta fue tirada sobre su posición. El gato paró de arañar la cara malherida del hombre y terminó cayendo con ella entre sus patas, feliz de poder jugar con la tela.
Nekotaro, por su parte, no puso resistencia a la orden de la kunoichi, así que se acercó con disimulo y tomó la jaula que llevaba el otro gato. El animal libre bufó ante aquello, pero al ver de quién se trataba relajó sus músculos.
— ¡Panda de chiflados! ¡Esos animales son el demonio! — Chillaba el ladrón mientras se tocaba la cara. — ¡Me las pagaréis!
Y tras echar una bomba de humo al suelo, el hombre también desapareció como si de un truco de magia se tratase. El gato que había caído sobre el hombre se levantó de la manta y corrió a la jaula que mantenía preso al otro gato, arañándola para que Nekotaro dejase salir a su compañero, éste, al notarlo, dejó salir el minino y ambos empezaron a jugar juntos.
— Creo que podemos devolver los dos gatos, al parecer éste. — Dijo señalando al que había aparecido después. — Solo pareció desaparecer por salvar al otro.
Nekotaro tomó a ambos gatos con mimo, y acercándose a la Kunoichi, preguntó:
— ¿Dónde vamos antes?
Nekotaro, por su parte, no puso resistencia a la orden de la kunoichi, así que se acercó con disimulo y tomó la jaula que llevaba el otro gato. El animal libre bufó ante aquello, pero al ver de quién se trataba relajó sus músculos.
— ¡Panda de chiflados! ¡Esos animales son el demonio! — Chillaba el ladrón mientras se tocaba la cara. — ¡Me las pagaréis!
Y tras echar una bomba de humo al suelo, el hombre también desapareció como si de un truco de magia se tratase. El gato que había caído sobre el hombre se levantó de la manta y corrió a la jaula que mantenía preso al otro gato, arañándola para que Nekotaro dejase salir a su compañero, éste, al notarlo, dejó salir el minino y ambos empezaron a jugar juntos.
— Creo que podemos devolver los dos gatos, al parecer éste. — Dijo señalando al que había aparecido después. — Solo pareció desaparecer por salvar al otro.
Nekotaro tomó a ambos gatos con mimo, y acercándose a la Kunoichi, preguntó:
— ¿Dónde vamos antes?