7/05/2017, 21:54
Keisuke le vociferó a Mogura lo que pasaba antes de salir por patas tras el sospechoso. Pudo comprobar que el hombre se conocía las calles de Amegakure como si fuera un geografo, se escurría entre multitudes a través de callejones sin desacelerar ni desorientarse. Sin embargo, la agilidad de Keisuke no tenía nada que envidiarle.
No estuvo mucho rato persiguiendolo, el justo para que al detenerse necesitara tomarse un breve descanso, por suerte, el hombre se detuvo en la entrada de un callejón sin salida. Keisuke podría observar desde el tejado como el hombre se acercaba hasta la pared final del callejón y rebuscaba entre la cantidad ingente de basura que se amontonaba. Finalmente sacó una especie de jaula para gatos, vacía.
El hombre montó en colera, tirando la jaula contra la pared y pateandola repetidamente.
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Mogura intentó valerosamente seguir a Keisuke, pero entre que lo pensó y dio el primer salto, su compañero ya había desaparecido. Entonces desde uno de los tejados por los que había saltado apareció un gato que se detuvo en el momento en que vio al shinobi medico con la mirada clavada en sus ojos.
La distancia entre ellos era notable, unos cuantos metros y ni siquiera estaban en el mismo tejado, pero no hacía falta acercarse más para distinguirlo, era exactamente igual a la transformación de la kunoichi. El gato evaluaba el riesgo de dar un paso en falso al igual que debía de hacerlo Mogura, cualquier movimiento podría provocar la huida del animal.
No estuvo mucho rato persiguiendolo, el justo para que al detenerse necesitara tomarse un breve descanso, por suerte, el hombre se detuvo en la entrada de un callejón sin salida. Keisuke podría observar desde el tejado como el hombre se acercaba hasta la pared final del callejón y rebuscaba entre la cantidad ingente de basura que se amontonaba. Finalmente sacó una especie de jaula para gatos, vacía.
El hombre montó en colera, tirando la jaula contra la pared y pateandola repetidamente.
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Mogura intentó valerosamente seguir a Keisuke, pero entre que lo pensó y dio el primer salto, su compañero ya había desaparecido. Entonces desde uno de los tejados por los que había saltado apareció un gato que se detuvo en el momento en que vio al shinobi medico con la mirada clavada en sus ojos.
La distancia entre ellos era notable, unos cuantos metros y ni siquiera estaban en el mismo tejado, pero no hacía falta acercarse más para distinguirlo, era exactamente igual a la transformación de la kunoichi. El gato evaluaba el riesgo de dar un paso en falso al igual que debía de hacerlo Mogura, cualquier movimiento podría provocar la huida del animal.