23/06/2015, 00:02
El chico se quedó anonadado, sin respuesta, patidifuso, asombrado, atónito, asombrado, estupefacto, pasmado, impresionado. En la vida se hubiese esperado una actitud similar, pues su calmada manera de recogerles de la calle no había sido para nada extraña. Sin embargo, los modales en la mesa parecían imperativos, al menos a la hora de terminarse el plato de comida. Pocas opciones mas que morir por indigestión para dos simples chiquillos tan delgados... no había manera humana de encajar esos enormes platos.
Su compañero se tomó la amenaza algo seria, y como diablo sobre ruedas, continuó pellizcando el arroz y comiendo. Sus palillos encajaron en el plato a mas velocidad de con la que había empezado, y se estaba hincando unas buenas estocadas... eso no pintaba que terminase bien. Pero en fin, el ya era mayorcito. El Yotsuki lo miró de reojo, soltó un pequeño suspiro, y continuó con su plato. Aún le quedaba algo de espacio... pese a que apenas llevaba la mitad.
La mujer por su parte pareció ceder un poco en su pose agresiva, y volvió a entonar un rostro libre de entrecejo ceñido. Puso ambas manos a la cadera, e incluso mostró lo que parecía una sonrisa. Entre tanto, el hombre seguía dormido en una de las sillas mas lejanas.
— Asís ta mehó. — Argumentó la mujer al ver que el chico volvía a comer.
La mujer se giró y vio como su marido estaba durmiendo, fue entonces que sonrió de verdad. Se llevó una mano a la mejilla, y dejó caer un suspiro. Su amor dormía como un angelito.
Sin mas, comenzó a andar hacia la cocina. No tardaría demasiado, entró, y al rato saldría, acompañada de una silla con un buen respaldo. Tras entrar en el salón, se pondría la silla junto a su marido, y se sentaría ahí a ver como sus invitados terminaban de cenar. No quedaba del todo lejos, aunque no estaba pegada a ellos. Entre tanto, el Yotsuki aún peleaba con su plato....
Su compañero se tomó la amenaza algo seria, y como diablo sobre ruedas, continuó pellizcando el arroz y comiendo. Sus palillos encajaron en el plato a mas velocidad de con la que había empezado, y se estaba hincando unas buenas estocadas... eso no pintaba que terminase bien. Pero en fin, el ya era mayorcito. El Yotsuki lo miró de reojo, soltó un pequeño suspiro, y continuó con su plato. Aún le quedaba algo de espacio... pese a que apenas llevaba la mitad.
La mujer por su parte pareció ceder un poco en su pose agresiva, y volvió a entonar un rostro libre de entrecejo ceñido. Puso ambas manos a la cadera, e incluso mostró lo que parecía una sonrisa. Entre tanto, el hombre seguía dormido en una de las sillas mas lejanas.
— Asís ta mehó. — Argumentó la mujer al ver que el chico volvía a comer.
La mujer se giró y vio como su marido estaba durmiendo, fue entonces que sonrió de verdad. Se llevó una mano a la mejilla, y dejó caer un suspiro. Su amor dormía como un angelito.
Sin mas, comenzó a andar hacia la cocina. No tardaría demasiado, entró, y al rato saldría, acompañada de una silla con un buen respaldo. Tras entrar en el salón, se pondría la silla junto a su marido, y se sentaría ahí a ver como sus invitados terminaban de cenar. No quedaba del todo lejos, aunque no estaba pegada a ellos. Entre tanto, el Yotsuki aún peleaba con su plato....