8/05/2017, 21:31
Taeko se había vuelto a poner manos a la obra con su labor, y durante un instante Ayame se sintió mal por interrumpirla de nuevo. Teniendo en cuenta que no era capaz, cada vez que debía responder a alguna de sus preguntas se veía obligada a detenerse para volver a coger la libreta que utilizaba para comunicarse. ¿No la estaría molestando demasiado?
—¡Aaaaaahhh! ¡Qué bonito! —No pudo evitar exclamar Ayame, con una palmada.
Pero Taeko le había dado la vuelta a la hoja y ahora había añadido un nuevo mensaje.
—¡No, no no! ¡Es precioso! Seguro que tus padres se alegran mucho de ver lo que has escrito aquí —respondió, con una sonrisa radiante.
Otro mensaje.
Ayame se giró para ver a quién estaba señalando, pero cuando se dio cuenta de que se trataba de Kōri, que ya se encontraba al otro lado del lago observando las otras dos estatuas, regresó su atención a Taeko y agitó una mano en el aire.
—No, qué va. Él es Kōri, mi hermano mayor. Es un poco soso y solitario, suele mantenerse a cierta distancia de la gente —respondió, con una risilla—. La verdad es que estaba interesada en la historia de los tres Kage y el combate que libraron contra los Bijū aquí mismo —se encogió ligeramente de hombros—. Se puede decir que marcó nuestro principio. Y quería verlo con mis propios ojos.
Sus palabras sólo habían arañado la superficie. Sus razones para estar allí iban mucho más allá, pero era algo que debía mantener para sí por orden estricta. Aparte de la mismísima Arashikage y su familia, nadie debía saber lo que ella era en realidad.
«Hace muchos años mis padres hicieron un recorrido por todo Ōnindo. ¡Fue algo súper romántico! Así que quiero viajar por donde ellos viajaron.»
—¡Aaaaaahhh! ¡Qué bonito! —No pudo evitar exclamar Ayame, con una palmada.
Pero Taeko le había dado la vuelta a la hoja y ahora había añadido un nuevo mensaje.
«Ellos almorzaron aquí, a los pies del Arashikage. ¡Se me hace tan poético venir a escribir en el mismo lugar en el que estuvieron ellos! Aunque sé que suena exagerado…»
—¡No, no no! ¡Es precioso! Seguro que tus padres se alegran mucho de ver lo que has escrito aquí —respondió, con una sonrisa radiante.
Otro mensaje.
«¿Tú también vienes en un paseo romántico? ♡»
Ayame se giró para ver a quién estaba señalando, pero cuando se dio cuenta de que se trataba de Kōri, que ya se encontraba al otro lado del lago observando las otras dos estatuas, regresó su atención a Taeko y agitó una mano en el aire.
—No, qué va. Él es Kōri, mi hermano mayor. Es un poco soso y solitario, suele mantenerse a cierta distancia de la gente —respondió, con una risilla—. La verdad es que estaba interesada en la historia de los tres Kage y el combate que libraron contra los Bijū aquí mismo —se encogió ligeramente de hombros—. Se puede decir que marcó nuestro principio. Y quería verlo con mis propios ojos.
Sus palabras sólo habían arañado la superficie. Sus razones para estar allí iban mucho más allá, pero era algo que debía mantener para sí por orden estricta. Aparte de la mismísima Arashikage y su familia, nadie debía saber lo que ella era en realidad.