9/05/2017, 17:45
El culpable a los ojos de Keisuke siguió pateando aquella trampa para gatos hasta que quedó irreconocible, siendo poco más que unos barrotes pegados entre ellos sin una forma definida. Maldijo entre dientes su suerte.
—¿Dónde está el gato? No estoy para juegos y no me voy a comer tus mentiras.—
Esa voz a sus espaldas le hizo sonreir, tal vez su suerte no era tan mala. Se giró sonriente, con la expresión de quien sabe que esta a salvo.
— ¿Qué gato? No me has visto con ningún gato y tampoco tienes nada que demuestre que yo haya tenido un gato en algún momento. No inventes cuentos, criajo.
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El animal se tumbó como si hubiera decidido que Mogura no era un peligro suficientemente peligroso para mantenerse alerta. Sin embargo, el genin se mantenía en guardia moviendose lentamente para no asustar al felino, quien estaba lamiendose sus patas lascivamente.
El joven ninja sopló el silbato y el gato apoyó la cabeza en el humedo tejado, quedandose dormido al instante y por lo tanto, perdiendo el equilibrio en aquel inclinado tejado. Por suerte para él, Mogura llevaba la valentía en sus venas y no se lo pensó dos veces en lanzarse a cogerlo de tejado a tejado.
Consiguió agarrar al animal y ponerlo a salvo entre sus brazos, pero ¿quien le pondría a salvo a él? Se había lanzado con todo para cogerlo y ahora resbalaba inevitablemente hacia la cornisa hasta caer del tejado llevado por el agua que caia.
Cayó sobre un charco, lo cual aminoró parte del golpe, que se llevó igualmente, pero a cambio le dejó empapado de arriba a abajo. Al gato parecía darle igual todo y seguía durmiendo como si estuviera en coma, pero respiraba.
—¿Dónde está el gato? No estoy para juegos y no me voy a comer tus mentiras.—
Esa voz a sus espaldas le hizo sonreir, tal vez su suerte no era tan mala. Se giró sonriente, con la expresión de quien sabe que esta a salvo.
— ¿Qué gato? No me has visto con ningún gato y tampoco tienes nada que demuestre que yo haya tenido un gato en algún momento. No inventes cuentos, criajo.
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El animal se tumbó como si hubiera decidido que Mogura no era un peligro suficientemente peligroso para mantenerse alerta. Sin embargo, el genin se mantenía en guardia moviendose lentamente para no asustar al felino, quien estaba lamiendose sus patas lascivamente.
El joven ninja sopló el silbato y el gato apoyó la cabeza en el humedo tejado, quedandose dormido al instante y por lo tanto, perdiendo el equilibrio en aquel inclinado tejado. Por suerte para él, Mogura llevaba la valentía en sus venas y no se lo pensó dos veces en lanzarse a cogerlo de tejado a tejado.
Consiguió agarrar al animal y ponerlo a salvo entre sus brazos, pero ¿quien le pondría a salvo a él? Se había lanzado con todo para cogerlo y ahora resbalaba inevitablemente hacia la cornisa hasta caer del tejado llevado por el agua que caia.
Cayó sobre un charco, lo cual aminoró parte del golpe, que se llevó igualmente, pero a cambio le dejó empapado de arriba a abajo. Al gato parecía darle igual todo y seguía durmiendo como si estuviera en coma, pero respiraba.