10/05/2017, 02:53
(Última modificación: 10/05/2017, 02:57 por Uchiha Datsue.)
Datsue caminaba por el Jardín de los Cerezos como si aquellos fuesen sus jardines, y no los de toda Uzu. Deambulaba sin rumbo fijo, con los pies desnudos, sobre la alfombra verde que componía aquel famoso y extenso parque de la Villa. Los rumores de que a aquellas horas de la noche uno podía encontrarse con algo que alguien de su edad no debería ver eran extensos, pero desilusionantemente inciertos en su experiencia.
Sin embargo, el Uchiha había descubierto que era el lugar ideal para relajarse. Para descansar de tanto plan para hacerse rico y, simplemente, filosofar sobre la vida o leer algún libro interesante. Aquel día se encontraba allí por el segundo motivo.
Sellado en uno de sus antebrazos —le daba pereza tenerlo en la mano durante todo el trayecto—, el libro de Genji Monogatari. Genji el brillante, famoso por seducir a toda mujer que se le cruzase por el camino, incluida, según la sinopsis, a la segunda esposa de su padre. Con una sinopsis tan potente, el Uchiha no había dudado en comprarlo, y lo cierto era que no le estaba decepcionando en absoluto. Por el momento, ya llevaba cuatro frases apuntadas para emplearlas él mismo cuando le surgiese la oportunidad... y qué cuatro frases.
—Es mentira.
Datsue escuchó algo a su derecha. Sonidos… extraños. Le recordaban tanto a los que en aquel fatídico día había escuchado de su… «Por Shiona, en paz descanse, ¡a ver si los rumores iban a ser ciertos!»
Con el corazón en un puño, se agachó en la oscuridad y avanzó de puntillas a la procedencia de los “ruidos”. Luego, recordando las lecciones de clase, decidió no avanzar directamente hacia el “punto de interés”, sino dar un pequeño rodeo. «¡Ja! ¡Como un verdadero ninja!» Asomó la cabeza tras un árbol y…
—Oh…
La escena, incluso para alguien que se dejaba el corazón en casa cada vez que salía, resultaba conmovedora. Triste. La silueta de una mujer sollozando, más borracha que un Uzureño en la vendi…
¡Plaf!
La bofetada eclipsó los sollozos y se expandió como un eco por todo el jardín. Sí, había sido Datsue, quien irritado por un antiguo tic, se había castigado a sí mismo. Por desgracia, había viejas costumbres que nunca se perdían…
«¡Estúpido!» Datsue se agazapo rápidamente tras el árbol, temeroso de que la chica le hubiese descubierto. Lo último que quería ahora era tener que aguantar el desconsuelo —o la furia, según se terciase— de una mujer desconocida y borracha.
Sin embargo, el Uchiha había descubierto que era el lugar ideal para relajarse. Para descansar de tanto plan para hacerse rico y, simplemente, filosofar sobre la vida o leer algún libro interesante. Aquel día se encontraba allí por el segundo motivo.
Sellado en uno de sus antebrazos —le daba pereza tenerlo en la mano durante todo el trayecto—, el libro de Genji Monogatari. Genji el brillante, famoso por seducir a toda mujer que se le cruzase por el camino, incluida, según la sinopsis, a la segunda esposa de su padre. Con una sinopsis tan potente, el Uchiha no había dudado en comprarlo, y lo cierto era que no le estaba decepcionando en absoluto. Por el momento, ya llevaba cuatro frases apuntadas para emplearlas él mismo cuando le surgiese la oportunidad... y qué cuatro frases.
—Es mentira.
Datsue escuchó algo a su derecha. Sonidos… extraños. Le recordaban tanto a los que en aquel fatídico día había escuchado de su… «Por Shiona, en paz descanse, ¡a ver si los rumores iban a ser ciertos!»
Con el corazón en un puño, se agachó en la oscuridad y avanzó de puntillas a la procedencia de los “ruidos”. Luego, recordando las lecciones de clase, decidió no avanzar directamente hacia el “punto de interés”, sino dar un pequeño rodeo. «¡Ja! ¡Como un verdadero ninja!» Asomó la cabeza tras un árbol y…
—Oh…
La escena, incluso para alguien que se dejaba el corazón en casa cada vez que salía, resultaba conmovedora. Triste. La silueta de una mujer sollozando, más borracha que un Uzureño en la vendi…
¡Plaf!
La bofetada eclipsó los sollozos y se expandió como un eco por todo el jardín. Sí, había sido Datsue, quien irritado por un antiguo tic, se había castigado a sí mismo. Por desgracia, había viejas costumbres que nunca se perdían…
«¡Estúpido!» Datsue se agazapo rápidamente tras el árbol, temeroso de que la chica le hubiese descubierto. Lo último que quería ahora era tener que aguantar el desconsuelo —o la furia, según se terciase— de una mujer desconocida y borracha.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado