11/05/2017, 18:58
(Última modificación: 11/05/2017, 19:00 por Uchiha Datsue.)
—B-bueno. Te has vestido lo suficiente, Noemi. Lo suficiente.
La mirada de Datsue se paseó por la figura de Noemi, que ahora, desperezada, enseñaba unas piernas esbeltas que no parecían tener fin. La camiseta tapaba lo que tapaba, y el Uchiha casi podía distinguir lo que podría considerarse el final de las piernas para empezar a llamarse el…
¡Flash! Un chorro de sangre saliendo disparado de sus fosas nasales. «Por Rikudou, ¡contrólate!» Con el corazón a punto de salírsele por la boca, el Uchiha dejó la taza junto al lavamanos y se apresuró a abrir el grifo para limpiarse la cara, mientras respiraba hondo. Notaba palpitaciones en el cuello, en el pecho, en el... Sacudió la cabeza, mirándose al espejo. «Tío, hoy más que nunca tienes que pensar con la cabeza. ¡Con la ca-be-za!»
Todavía con el corazón encabritado como un potrillo en época de celo, se agachó junto a Noemi, tratando de apartar la mirada de un cuerpo que incitaba al pecado, y pasó un brazo bajo sus rodillas y otro tras su espalda.
—Por Rikudou, mi espalda —gruñó, cuando la levantó a pulso. Caminó descalzo hasta su habitación, un pequeño habitáculo conformado por una sencilla cama de sábanas blancas, un armario empotrado al frente, un pequeño escritorio en un lateral y una ventana en la otra. Con la oscuridad, Noemi ni siquiera podía distinguir los pósters que había sobre el escritorio ni las pintadas en las paredes.
La dejó con toda la suavidad que pudo en la cama. Luego la arropó con rapidez, como si su cuerpo fuese el Genjutsu ocular de un Uchiha al que era mejor no mirar, por los peligros que acarreaba...
—B-bueno, pues ahí te quedas, sí. Será mejor que yo vaya a… a dormir al sofá. Porque dormir contigo sería del todo improcedente, sí. —Datsue todavía no se había movido ni un ápice de allí—. También te digo, Noemi. También te digo. Que somos compañeros de Aldea y esto en misiones va a ser el pan de cada día. Tener que dormir con alguien, me refiero. Por falta de camas o lo que sea. Pero no… yo soy un caballero —dijo, más tratando de convencerse a sí mismo que a Noemi, de quién dudaba estuviese entendiendo ni una sola palabra—. Un caballero… sí. Ese sofá es malísimo para la espalda, eso sí. Y yo tengo lumbalgia, ¿lo sabías? ¡Y-y una hernia discal! Y luego de cargar contigo todo el camino… —la fuerzas le estaban volviendo a fallar. Apretó los dientes e hizo de tripas corazón—. Pero no, ¡no te preocupes por mí! Dormiré en el sofá, muerto de frío por no tener más mantas… Pero insisto. Duerme tranquila.
La mirada de Datsue se paseó por la figura de Noemi, que ahora, desperezada, enseñaba unas piernas esbeltas que no parecían tener fin. La camiseta tapaba lo que tapaba, y el Uchiha casi podía distinguir lo que podría considerarse el final de las piernas para empezar a llamarse el…
¡Flash! Un chorro de sangre saliendo disparado de sus fosas nasales. «Por Rikudou, ¡contrólate!» Con el corazón a punto de salírsele por la boca, el Uchiha dejó la taza junto al lavamanos y se apresuró a abrir el grifo para limpiarse la cara, mientras respiraba hondo. Notaba palpitaciones en el cuello, en el pecho, en el... Sacudió la cabeza, mirándose al espejo. «Tío, hoy más que nunca tienes que pensar con la cabeza. ¡Con la ca-be-za!»
Todavía con el corazón encabritado como un potrillo en época de celo, se agachó junto a Noemi, tratando de apartar la mirada de un cuerpo que incitaba al pecado, y pasó un brazo bajo sus rodillas y otro tras su espalda.
—Por Rikudou, mi espalda —gruñó, cuando la levantó a pulso. Caminó descalzo hasta su habitación, un pequeño habitáculo conformado por una sencilla cama de sábanas blancas, un armario empotrado al frente, un pequeño escritorio en un lateral y una ventana en la otra. Con la oscuridad, Noemi ni siquiera podía distinguir los pósters que había sobre el escritorio ni las pintadas en las paredes.
La dejó con toda la suavidad que pudo en la cama. Luego la arropó con rapidez, como si su cuerpo fuese el Genjutsu ocular de un Uchiha al que era mejor no mirar, por los peligros que acarreaba...
—B-bueno, pues ahí te quedas, sí. Será mejor que yo vaya a… a dormir al sofá. Porque dormir contigo sería del todo improcedente, sí. —Datsue todavía no se había movido ni un ápice de allí—. También te digo, Noemi. También te digo. Que somos compañeros de Aldea y esto en misiones va a ser el pan de cada día. Tener que dormir con alguien, me refiero. Por falta de camas o lo que sea. Pero no… yo soy un caballero —dijo, más tratando de convencerse a sí mismo que a Noemi, de quién dudaba estuviese entendiendo ni una sola palabra—. Un caballero… sí. Ese sofá es malísimo para la espalda, eso sí. Y yo tengo lumbalgia, ¿lo sabías? ¡Y-y una hernia discal! Y luego de cargar contigo todo el camino… —la fuerzas le estaban volviendo a fallar. Apretó los dientes e hizo de tripas corazón—. Pero no, ¡no te preocupes por mí! Dormiré en el sofá, muerto de frío por no tener más mantas… Pero insisto. Duerme tranquila.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado