11/05/2017, 22:48
(Última modificación: 11/05/2017, 23:41 por Uzumaki Eri.)
El lugar estaba tranquilo, como cualquier día, de cualquier semana, de cualquier mes... Prácticamente los días eran los mismos desde que había comenzado a trabajar allí por orden de sus superiores, y no es que no le gustase, todo lo contrario, ¡adoraba a su villa desde lo más profundo de su corazón! Pero Neru no era una chica a la que le gustaba tener el trasero pegado en una silla todo el día, ella quería acción.
Su melena despeinada y corta se asomaba por detrás del escritorio y sus ojos, marrones anaranjados, habían subido lo suficiente como para ver a dos jóvenes entrar por la puerta e interrumpir aquel martirio que la acompañaba.
— ¿Puedo ayudaros? — Preguntó antes de que incluso Izumi y Yota se acercasen a la recepción que se encontraba justo en la derecha, nada más entrar. — Si no me falla la memoria, diría que tú eres Izumi. — Alegó señalando a la fémina. — Y tú, jovencito, eres Yota, ¿no?
Estaba aprendiéndose los nombres de todos como pasatiempo en sus ratos libres, así que por intentarlo no perdía nada.
Su melena despeinada y corta se asomaba por detrás del escritorio y sus ojos, marrones anaranjados, habían subido lo suficiente como para ver a dos jóvenes entrar por la puerta e interrumpir aquel martirio que la acompañaba.
— ¿Puedo ayudaros? — Preguntó antes de que incluso Izumi y Yota se acercasen a la recepción que se encontraba justo en la derecha, nada más entrar. — Si no me falla la memoria, diría que tú eres Izumi. — Alegó señalando a la fémina. — Y tú, jovencito, eres Yota, ¿no?
Estaba aprendiéndose los nombres de todos como pasatiempo en sus ratos libres, así que por intentarlo no perdía nada.