12/05/2017, 03:54
Una vez conseguido el silencio absoluto la Sakamoto esbozó una sonrisa triunfal y se quedó estática en aquella posición, justo encima del rostro del contrario hasta que este la obligó a deslizarse hacia abajo y claro que sus pechos terminarían por refregarse por toda la cara del chico. No es que a ella le importase demasiado, después de todo se quedó quieta y feliz allí, bien apegada al chico que le proporcionaba algo de calor…
Que ya podría ser mejor con la maldita cobija
Que ya podría ser mejor con la maldita cobija