12/05/2017, 23:54
El joven e intrépido matasanos afirmó que su tarea sería realmente difícil, al menos si ella no le ayudaba. Directamente, y sin rodeos, le solicitó ayuda. En ese mismo instante, detalló un poco mas del tipo de flor que se trataba. Amarilla, pequeña, con cinco o seis pétalos, y pequeños botones saliendo del centro. Sin duda, una especificación bastante buena, al menos si ésta supiese qué quería decir con botones, qué tamaño daba por "pequeñas", o si verdaderamente ésta supiese algo acerca de flores como para diferenciarla de cualquier otra parecida.
Antes de esperar siquiera respuesta de la chica —positiva o negativa— el chico dejó caer que mientras buscaban la flor, quizás podrían encontrar algo de comer, y que preferiblemente no fuesen insectos. Ésto llamó un poco la atención de la pelirroja, ¿A qué se refería con comer insectos? ¿de verdad alguna vez se había atrevido a comer un escarabajo o un saltamontes? Dios, qué asco, pero asco de los de verdad... no de sangres y vísceras...
—Bufff... me dan arcadas solo de pensar que alguien se meta un insecto en la boca... ¡qué asco!
Entre tanto, la chica comenzó a salir del agua, con parsimonia eso sí. Poco a poco, fue caminando medianamente cerca del médico, buscando con su mirada por el suelo en pos de pillar una de esas flores que al parecer buscaba. El sol, inclemente y fuerte, no tardaría en secar sus ropajes. No había ni necesidad de hacer una fogata, sin duda el tiempo acompañaba.
—¿La shinguchichi es ésta? —preguntó mientras señalaba una gran flor amarilla, que distaba de ser la que buscaban. —Es amarilla y tal, aunque parece un poco grande...
Ciertamente, ésto le iba a hacer perder el doble de tiempo. SI había de comprobar todas y cada una de las que pensaba Aiko que podía ser, de seguro que amanecían allí. Pero, al menos la pelirroja estaba intentando ayudar...
Antes de esperar siquiera respuesta de la chica —positiva o negativa— el chico dejó caer que mientras buscaban la flor, quizás podrían encontrar algo de comer, y que preferiblemente no fuesen insectos. Ésto llamó un poco la atención de la pelirroja, ¿A qué se refería con comer insectos? ¿de verdad alguna vez se había atrevido a comer un escarabajo o un saltamontes? Dios, qué asco, pero asco de los de verdad... no de sangres y vísceras...
—Bufff... me dan arcadas solo de pensar que alguien se meta un insecto en la boca... ¡qué asco!
Entre tanto, la chica comenzó a salir del agua, con parsimonia eso sí. Poco a poco, fue caminando medianamente cerca del médico, buscando con su mirada por el suelo en pos de pillar una de esas flores que al parecer buscaba. El sol, inclemente y fuerte, no tardaría en secar sus ropajes. No había ni necesidad de hacer una fogata, sin duda el tiempo acompañaba.
—¿La shinguchichi es ésta? —preguntó mientras señalaba una gran flor amarilla, que distaba de ser la que buscaban. —Es amarilla y tal, aunque parece un poco grande...
Ciertamente, ésto le iba a hacer perder el doble de tiempo. SI había de comprobar todas y cada una de las que pensaba Aiko que podía ser, de seguro que amanecían allí. Pero, al menos la pelirroja estaba intentando ayudar...