13/05/2017, 01:58
Sinicuichi, y no Shinguchichi. Sinicuichi.
—Ya le podían poner un nombre mas fácil a la muy puñetera... así ni los que la buscan se acordarán de su nombre... —se quejó la chica, algo frustrada ante la corrección de Keisuke.
Obviamente, tampoco le dio demasiada importancia, después de todo simplemente era un nombre. Se llamase de una manera u otra, tan solo debía encontrarla. Tras haber corregido a la pelirroja, el chico observó la flor, y para mala suerte de la chica, no había dado con la susodicha. El médico no tardó en comparar su mano con la planta, y mencionó que debía ser un tanto mas chica que ésta.
La chica dejó caer un leve suspiro, y agachó la mirada.
—Uhhh... está bien.
Sin demasiados preámbulos, la pelirroja continuó echándole un vistazo a las flores de alrededor, buscando la mencionada Sinicuichi. Apenas caminó unos cuantos pasos, el chico recalcó el fuerte efecto del sol. Bromeó con que pronto luciría un nuevo bronceado, e incluso se atrevió a decir que la chica parecería un camarón. La chica no pudo evitar reír...
—Jajajaja... no, lo siento pero no. Tu posiblemente te quemes, y permanezcas unos días con la piel abrasada, y ya luego lucirás un bonito bronceado. Pero, yo no. Mi piel se regenera muy rapido —demasiado— y antes de mañana ya se me habrá vuelto a la normalidad el tono. —explicó la chica.
Se acercó un poco hacia el médico, que seguramente no creería sus palabras —¿ves? —preguntó mientras mostraba su brazo —Ya no me queda señal siquiera del corte que me hizo el hielo.
Efectivamente, la estaca de hielo que le había caído en la cueva —y producido un corte— no había dejado marca, y bien que ésta había sangrado. Por mas que el chico mirase el brazo de la pelirroja, allí ya no quedaba señal alguna de un corte. Entre tanto, Keisuke había caído en redondo al suelo, hincando su pie en la hierba. Había pisado al parecer ua madriguera, o algo similar.
—Pues... puede ser. Pero, si no sacas el pie es imposible decir algo a ciencia cierta... jajaja.
—Ya le podían poner un nombre mas fácil a la muy puñetera... así ni los que la buscan se acordarán de su nombre... —se quejó la chica, algo frustrada ante la corrección de Keisuke.
Obviamente, tampoco le dio demasiada importancia, después de todo simplemente era un nombre. Se llamase de una manera u otra, tan solo debía encontrarla. Tras haber corregido a la pelirroja, el chico observó la flor, y para mala suerte de la chica, no había dado con la susodicha. El médico no tardó en comparar su mano con la planta, y mencionó que debía ser un tanto mas chica que ésta.
La chica dejó caer un leve suspiro, y agachó la mirada.
—Uhhh... está bien.
Sin demasiados preámbulos, la pelirroja continuó echándole un vistazo a las flores de alrededor, buscando la mencionada Sinicuichi. Apenas caminó unos cuantos pasos, el chico recalcó el fuerte efecto del sol. Bromeó con que pronto luciría un nuevo bronceado, e incluso se atrevió a decir que la chica parecería un camarón. La chica no pudo evitar reír...
—Jajajaja... no, lo siento pero no. Tu posiblemente te quemes, y permanezcas unos días con la piel abrasada, y ya luego lucirás un bonito bronceado. Pero, yo no. Mi piel se regenera muy rapido —demasiado— y antes de mañana ya se me habrá vuelto a la normalidad el tono. —explicó la chica.
Se acercó un poco hacia el médico, que seguramente no creería sus palabras —¿ves? —preguntó mientras mostraba su brazo —Ya no me queda señal siquiera del corte que me hizo el hielo.
Efectivamente, la estaca de hielo que le había caído en la cueva —y producido un corte— no había dejado marca, y bien que ésta había sangrado. Por mas que el chico mirase el brazo de la pelirroja, allí ya no quedaba señal alguna de un corte. Entre tanto, Keisuke había caído en redondo al suelo, hincando su pie en la hierba. Había pisado al parecer ua madriguera, o algo similar.
—Pues... puede ser. Pero, si no sacas el pie es imposible decir algo a ciencia cierta... jajaja.