13/05/2017, 03:30
La noche había pasado y tenía que aceptar que había dormido como nunca antes, aunque ya le hubiese gustado pasar un buen par de horas más allí y sufriendo un tanto menos del frío pero cómoda había estado todo ese tiempo.
De babear no hablemos, la chica entre tanta norma de etiqueta había logrado deshacerse de aquella habitual costumbre y ya no babeaba las sábanas ni nada similar, tampoco era muy de removerse sobre el colchón por lo que usualmente despertaba en la misma posición en que se dormía y probablemente esta fuese la causa de malestar del Uchiha que había caído como el colchón de la rubia.
Sea de una forma u otra, la rubia al recuperar el conocimiento pudo sentir un intenso malestar combinado, por un lado el estómago revuelto y por el otro un dolor inigualable de cabeza que la obligó a quejarse ni bien pudo.
—Puta madre… —Susurró manteniendo los ojos fuertemente cerrados y llevándose la mano a la sien para frotarse ligeramente.
Más que eso no dijo, se mantuvo en el colchón un buen rato padeciendo sin moverse hasta que de pronto se le ocurrió tantear en busca de la cobija que seguramente habría tirado por alguna causa desconocido. Y digo desconocida porque nunca antes le había ocurrido pero no se le ocurrió abrir los ojos para comprobarlo hasta que…
—¿Y esto…? —Se preguntó incrédula al tocar algo ciertamente rígido y también alargado.
Nada en su imaginación se asemejaba a algo así salvo tal vez por el mango de alguna katana, aunque las suyas eran bastante más cuadradas que lo que estaba tocando en ese preciso instante y sintió la imperiosa necesidad de abrir los ojos, es decir, si realmente tenía el mango de una espada entre sus manos sería un peligro considerando que estaba apenas despierta.
Y fue allí cuando se llevó la más grande sorpresa a la cual acompañó con un chillido extremadamente agudo y un salto que la hizo caerse de la cama. Primera señal de que no estaba en su casa ya que su cama estaba pensada justamente para dos personas y siempre dormía del lado que daba con la pared, por lo cual era imposible que se cayera de ese lado.
—¿¡Qué mierda me hiciste!? —Exclamó a todo pulmón, aun incapaz de comprender cómo diablos había llegado a la cama de Uchiha Datsue.
De babear no hablemos, la chica entre tanta norma de etiqueta había logrado deshacerse de aquella habitual costumbre y ya no babeaba las sábanas ni nada similar, tampoco era muy de removerse sobre el colchón por lo que usualmente despertaba en la misma posición en que se dormía y probablemente esta fuese la causa de malestar del Uchiha que había caído como el colchón de la rubia.
Sea de una forma u otra, la rubia al recuperar el conocimiento pudo sentir un intenso malestar combinado, por un lado el estómago revuelto y por el otro un dolor inigualable de cabeza que la obligó a quejarse ni bien pudo.
—Puta madre… —Susurró manteniendo los ojos fuertemente cerrados y llevándose la mano a la sien para frotarse ligeramente.
Más que eso no dijo, se mantuvo en el colchón un buen rato padeciendo sin moverse hasta que de pronto se le ocurrió tantear en busca de la cobija que seguramente habría tirado por alguna causa desconocido. Y digo desconocida porque nunca antes le había ocurrido pero no se le ocurrió abrir los ojos para comprobarlo hasta que…
—¿Y esto…? —Se preguntó incrédula al tocar algo ciertamente rígido y también alargado.
Nada en su imaginación se asemejaba a algo así salvo tal vez por el mango de alguna katana, aunque las suyas eran bastante más cuadradas que lo que estaba tocando en ese preciso instante y sintió la imperiosa necesidad de abrir los ojos, es decir, si realmente tenía el mango de una espada entre sus manos sería un peligro considerando que estaba apenas despierta.
Y fue allí cuando se llevó la más grande sorpresa a la cual acompañó con un chillido extremadamente agudo y un salto que la hizo caerse de la cama. Primera señal de que no estaba en su casa ya que su cama estaba pensada justamente para dos personas y siempre dormía del lado que daba con la pared, por lo cual era imposible que se cayera de ese lado.
—¿¡Qué mierda me hiciste!? —Exclamó a todo pulmón, aun incapaz de comprender cómo diablos había llegado a la cama de Uchiha Datsue.