14/05/2017, 04:19
Cuando la kunoichi salía de la habitación, el dueño de la casa comenzó a hablarle seguramente en un intento por aliviar un poco a la joven que se notaba a leguas un tanto dolida por lo sucedido, pero había tenido la mala fortuna de escoger las palabras equivocadas en el momento equivocado.
— No estuvo tan mal
La chica todavía tenía a Haskoz muy presente en su cabeza, no podía simplemente olvidarse de la noche a la mañana de él y peor considerando que había intimado con alguien más a pocos días de enterarse de su muerte.
Por ello y los recuerdos de la rubia sobre lo que escuchó del propio Datsue aquella mañana, no pudo evitar que sus ojos se inundasen de lágrimas en un parpadeo y soltar un gemido que ahogó al llevarse ambas manos a la boca. Sin dirigirle la palabra ni una simple mirada, la chica se dirigió rápidamente a la puerta de entrada y tras cruzarla sencillamente corrió sin saber a dónde, luego de haberse alejado lo suficiente podría orientarse, pero primero tenía que desaparecer del rango de visión de Uchiha Datsue, de ser posible a un lugar donde pudiese llorar sin temor a ser escuchada por nadie.
—Perdón Haskoz... —repetía una y otra vez mientras se alejaba del departamento tan rápido como podía.
— No estuvo tan mal
La chica todavía tenía a Haskoz muy presente en su cabeza, no podía simplemente olvidarse de la noche a la mañana de él y peor considerando que había intimado con alguien más a pocos días de enterarse de su muerte.
Por ello y los recuerdos de la rubia sobre lo que escuchó del propio Datsue aquella mañana, no pudo evitar que sus ojos se inundasen de lágrimas en un parpadeo y soltar un gemido que ahogó al llevarse ambas manos a la boca. Sin dirigirle la palabra ni una simple mirada, la chica se dirigió rápidamente a la puerta de entrada y tras cruzarla sencillamente corrió sin saber a dónde, luego de haberse alejado lo suficiente podría orientarse, pero primero tenía que desaparecer del rango de visión de Uchiha Datsue, de ser posible a un lugar donde pudiese llorar sin temor a ser escuchada por nadie.
—Perdón Haskoz... —repetía una y otra vez mientras se alejaba del departamento tan rápido como podía.