16/05/2017, 12:49
Nota mental del día: Si vas a irte de acampada procura buscar un sitio seguro.
Si salia con vida del follón en el que me había metido me acabaría grabando a fuego eso en mi mollera. Y la verdad no sé qué narices se me había perdido en el País del Fuego pero, había decidido ir allí a ver lo que quedaba de Konoha. El viaje desde Kusagakure era largo y finalmente no llegué a ver el cráter que decían que había.
De hecho, me levanté con un dolor de cabeza horrible, como una de esas jaquecas en las que parece que tengas una taladradora en la maldita oreja. Gritos. Alguien estaba gritando.
— ¡Deja de chillar, joder! Nos vas a dejar sordos
Traté de erguirme al mismo tiempo que abría los ojos a la velocidad de desplazamiento de un caracol pero algo iba mal.
*¿Por qué no puedo moverme?*
A medida que iba despertando, así como las células de mi cuerpo, me di cuenta de lo que pasaba. Estaba jodido de verdad. Alguien me había capturado y ahora podía escuchar algún tipo de conjuro en algún idioma extraño. Vi al tipo de mi lado, paliducho y de ojos blancos como la nieve. Lucía el símbolo de la lluvia en su cinturón.
— ¡Eh, soltadme de una buena vez, hijos de puta! — gritaba, probablemente en vano — Eh, tú, shinobi de la lluvia, ¿Tienes idea de quienes son estos y qué es lo que quieren?
Estaba demasiado alterado. Setsuna iba a matarme si se enteraba de esto y la bronca de mamá sería de esas que acojonan a los dioses. Pasase lo que pasase estaba bien jodido.
Si salia con vida del follón en el que me había metido me acabaría grabando a fuego eso en mi mollera. Y la verdad no sé qué narices se me había perdido en el País del Fuego pero, había decidido ir allí a ver lo que quedaba de Konoha. El viaje desde Kusagakure era largo y finalmente no llegué a ver el cráter que decían que había.
De hecho, me levanté con un dolor de cabeza horrible, como una de esas jaquecas en las que parece que tengas una taladradora en la maldita oreja. Gritos. Alguien estaba gritando.
— ¡Deja de chillar, joder! Nos vas a dejar sordos
Traté de erguirme al mismo tiempo que abría los ojos a la velocidad de desplazamiento de un caracol pero algo iba mal.
*¿Por qué no puedo moverme?*
A medida que iba despertando, así como las células de mi cuerpo, me di cuenta de lo que pasaba. Estaba jodido de verdad. Alguien me había capturado y ahora podía escuchar algún tipo de conjuro en algún idioma extraño. Vi al tipo de mi lado, paliducho y de ojos blancos como la nieve. Lucía el símbolo de la lluvia en su cinturón.
— ¡Eh, soltadme de una buena vez, hijos de puta! — gritaba, probablemente en vano — Eh, tú, shinobi de la lluvia, ¿Tienes idea de quienes son estos y qué es lo que quieren?
Estaba demasiado alterado. Setsuna iba a matarme si se enteraba de esto y la bronca de mamá sería de esas que acojonan a los dioses. Pasase lo que pasase estaba bien jodido.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa