26/06/2015, 04:01
Mientras daba fin a los rastros de arroz que había dejado en su plato, el chico de Kusagakure se detuvo por un instante a ver que ocurría. En aquel momento soltó una exclamación con bastante sorpresa en ella. De algún modo le parecía imposible que aquel chico de cabellos blanco hubiese terminado de comerse semejante ración en un instante.
Por supuesto que había un truco tras aquella hazaña, por unos instantes el Ishimura se planteo a darle unas cuantas explicaciones a su acompañante, mientras le miraba con cierta curiosidad mientras inclinaba su cabeza al igual que un búho, como si le que acabaran de hacer una pregunta cuya respuesta era obvia.
Pero justamente cuando iba a contarle todo, la mujer noto que algo extraño estaba sucediendo, por lo que se dirigió a los jóvenes al preguntarles si tramaban algo.
Para el ojos grises, se hizo obvio el que no podría decir nada ahora que la mujer había vuelto a poner su atención sobre ambos. En principio tenía pensado tratar de ayudar a su compañero, pero la indiscreción de este le había quitado aquella posibilidad.
Lo único que pudo hacer fue un gesto de agradecimiento por la comida, y seguidamente aparto un poco el plato —que seguía siendo pesado a pesar de estar vacio— para entonces en silencio, recostarse en el espaldar de la silla mientras bebía un poco de agua. Todo mientras que al lado suyo, el chico rubio daba su mejor esfuerzo para terminarse su porción.
Por supuesto que había un truco tras aquella hazaña, por unos instantes el Ishimura se planteo a darle unas cuantas explicaciones a su acompañante, mientras le miraba con cierta curiosidad mientras inclinaba su cabeza al igual que un búho, como si le que acabaran de hacer una pregunta cuya respuesta era obvia.
Pero justamente cuando iba a contarle todo, la mujer noto que algo extraño estaba sucediendo, por lo que se dirigió a los jóvenes al preguntarles si tramaban algo.
Para el ojos grises, se hizo obvio el que no podría decir nada ahora que la mujer había vuelto a poner su atención sobre ambos. En principio tenía pensado tratar de ayudar a su compañero, pero la indiscreción de este le había quitado aquella posibilidad.
Lo único que pudo hacer fue un gesto de agradecimiento por la comida, y seguidamente aparto un poco el plato —que seguía siendo pesado a pesar de estar vacio— para entonces en silencio, recostarse en el espaldar de la silla mientras bebía un poco de agua. Todo mientras que al lado suyo, el chico rubio daba su mejor esfuerzo para terminarse su porción.