26/06/2015, 05:13
Día si, día no, día si, día no, todos los días, cuando el sol salía y en varios otros momentos del día, Tamaki luchaba contra su flojera para intentar hacer algo medianamente constructivo o por lo menos para poder acompañar o en su defecto alcanzar a su gemela que siempre le sacaba la ventaja en viajes y caminatas. Pero no, hasta el día de la fecha la peliceleste lleva una racha de derrotas más que aplastantes contra esta flojera. No quieeeeeero... Lloriqueaba en su cabeza puesto que abrir la boca, mover la lengua y expulsar algo de aire para hablar era DEMASIADO esfuerzo y la flojera no se lo permitía. Que te den flojera... Que te den...
Más allá de la lucha habitual, Tamaki había salido de casa para acompañar a Tatsuko en uno de sus viajes, pero en algún momento de distracción o de flojera se le había ido del alcance de la vista y ahora se encontraba completamente sola en medio de la nada. Que te den... Dijo para sus adentros refiriéndose nuevamente a aquella compañera que NUNCA la abandonaba, la flojera.
Caminar en línea recta era aparentemente la mejor solución al problema, ninguna de las gemelas tenía la suficiente inteligencia como para elaborar un plan de viaje que no sea una simple línea recta, ni siquiera si tenían una montaña al frente, en lugar de rodearla como las personas normales harían, ellas se tomarían el trabajo de escalarla o si pudieran pasarían a través de ella. Que te den..."
Nada por aquí, nada por allá, línea recta era la solución pero no estaba logrando nada, tal vez en unas horas cuando se haga de noche y Tatsuko se eche a dormir, aunque probablemente Tamaki también lo haría si es que no se durmió antes por ahí. De cualquier manera, a la Ishikawa le resulta imposible dormirse con semejante ruido que hacían las caravanas marchando por los caminos de lodo. - Que te den... - Susurró para si misma refiriéndose esta vez a... La flojera. Aunque si alguien la escuchaba seguramente la malinterpretaría.
Por lo general, Tamaki no tiene problemas con nadie si no le hacen nada a su gemela, pero aquellos ruidos a los que no está muy habituada suele fastidiarla un poco y por desgracia para ella, aquella caravana que hacía uno de estos ruidos iba justamente en la misma dirección que ella por lo que el ruido cada vez se hacía más y más intenso. - No tendría que haber salido de casa... - Murmuraba la joven mientras seguía caminando a su paso de tortuga con los ojos entrecerrados que daban la sensación de que la chica caería dormida en cualquier momento.
Un barbón... Dos barbones... Un calvo... Una mula... Un burro... ¿O eran dos mulas...? Pero... Hay un calvo... Con el paso de los años, a medida que el poder de la flojera la iba dominando, Tamaki descubrió que si se mantenía pensando estupideces sin sentido podía mantenerse despierta el tiempo que fuese necesario, o por lo menos por lo que dure la fuente de la distracción.
Más allá de la lucha habitual, Tamaki había salido de casa para acompañar a Tatsuko en uno de sus viajes, pero en algún momento de distracción o de flojera se le había ido del alcance de la vista y ahora se encontraba completamente sola en medio de la nada. Que te den... Dijo para sus adentros refiriéndose nuevamente a aquella compañera que NUNCA la abandonaba, la flojera.
Caminar en línea recta era aparentemente la mejor solución al problema, ninguna de las gemelas tenía la suficiente inteligencia como para elaborar un plan de viaje que no sea una simple línea recta, ni siquiera si tenían una montaña al frente, en lugar de rodearla como las personas normales harían, ellas se tomarían el trabajo de escalarla o si pudieran pasarían a través de ella. Que te den..."
Nada por aquí, nada por allá, línea recta era la solución pero no estaba logrando nada, tal vez en unas horas cuando se haga de noche y Tatsuko se eche a dormir, aunque probablemente Tamaki también lo haría si es que no se durmió antes por ahí. De cualquier manera, a la Ishikawa le resulta imposible dormirse con semejante ruido que hacían las caravanas marchando por los caminos de lodo. - Que te den... - Susurró para si misma refiriéndose esta vez a... La flojera. Aunque si alguien la escuchaba seguramente la malinterpretaría.
Por lo general, Tamaki no tiene problemas con nadie si no le hacen nada a su gemela, pero aquellos ruidos a los que no está muy habituada suele fastidiarla un poco y por desgracia para ella, aquella caravana que hacía uno de estos ruidos iba justamente en la misma dirección que ella por lo que el ruido cada vez se hacía más y más intenso. - No tendría que haber salido de casa... - Murmuraba la joven mientras seguía caminando a su paso de tortuga con los ojos entrecerrados que daban la sensación de que la chica caería dormida en cualquier momento.
Un barbón... Dos barbones... Un calvo... Una mula... Un burro... ¿O eran dos mulas...? Pero... Hay un calvo... Con el paso de los años, a medida que el poder de la flojera la iba dominando, Tamaki descubrió que si se mantenía pensando estupideces sin sentido podía mantenerse despierta el tiempo que fuese necesario, o por lo menos por lo que dure la fuente de la distracción.