18/05/2017, 19:23
Tras sus palabras, Taeko dejó su tarea momentáneamente y se inclinó sobre su cuaderno para escribir una nueva nota:
Ayame sonrió con cierto nerviosismo.
—¡No, qué va, no te preocupes! Solo he sentido un pequeño pinchazo en la espalda.
Será una mala postura —respondió, agitando una mano en el aire—. Y, bueno, tampoco me puedo considerar una estudiosa... Simplemente me parece interesante la historia de los bijū y me gustaría conocer todos los detalles posibles sobre el tema. Por eso quería venir aquí, porque es el principio de todo.
Ayame ladeó la cabeza y sus ojos se fijaron en el recipiente en el que había estado ocupada Taeko hasta el momento. Fue entonces cuando se dio cuenta de que ahora estaba llena de un líquido espeso y de color negro.
—¡Ah! ¡Así que eso es para hacer la tinta! Parece un proceso muy laborioso, ¿no? —preguntó con una sonrisa, contenta de haber satisfecho su curiosidad—. ¿Ya sabes qué es lo que vas a escribir?
«¿Estás bien, Ayame-san? ¿Pasa algo malo?
Me gusta cómo cuentas esas cosas. ¿Eres una estudiosa del tema?»
Me gusta cómo cuentas esas cosas. ¿Eres una estudiosa del tema?»
Ayame sonrió con cierto nerviosismo.
—¡No, qué va, no te preocupes! Solo he sentido un pequeño pinchazo en la espalda.
Será una mala postura —respondió, agitando una mano en el aire—. Y, bueno, tampoco me puedo considerar una estudiosa... Simplemente me parece interesante la historia de los bijū y me gustaría conocer todos los detalles posibles sobre el tema. Por eso quería venir aquí, porque es el principio de todo.
Ayame ladeó la cabeza y sus ojos se fijaron en el recipiente en el que había estado ocupada Taeko hasta el momento. Fue entonces cuando se dio cuenta de que ahora estaba llena de un líquido espeso y de color negro.
—¡Ah! ¡Así que eso es para hacer la tinta! Parece un proceso muy laborioso, ¿no? —preguntó con una sonrisa, contenta de haber satisfecho su curiosidad—. ¿Ya sabes qué es lo que vas a escribir?