18/05/2017, 20:05
Con el importe solicitado en las manos del guía, y con ambos muchachos listos para comenzar el fantástico recorrido, el encargado se puso en marcha con su trabajo: De debajo del escritorio saco una pequeña lámpara de mano, en la cual vertió un poco de oscuro aceite para luego encenderla y llevarla consigo, con la finalidad de iluminar el oscuro recorrido que tenían por delante.
—Bien, aquí vamos. Permanezcan cerca de mí y procuren no extraviarse ni romper nada —Solicito el rubio anciano, mientras se comenzaba a caminar hacia la oscuridad
El sonido de la tormenta era amortiguado por lo corpulento de aquella estructura de piedra y madera, pero la lluvia seguía haciéndose presente con un leve y constante rumor, y el viento daba fe de su existencia al provocar rechinidos ocasionales en el vetusto edificio.
Los jóvenes fueron guiados a través de un oscuro laberinto que, contra lo que pudiese esperarse, demostraba que el interior de aquel edificio era mucho más amplio de lo que su apariencia externa y sus sombras internas permitían apreciar. El sujeto les guiaba con la absoluta seguridad de quien ha hecho el mismo trayecto durante años, con la pequeña luz bamboleándose y flaqueando a merced de su irregular pulso. Luego de unos minutos de silencio, se detuvo y levanto la mano para iluminar lo que tenían frente a ellos.
—Esta obra de arte es un mapa físico de lo que fuese la aldea oculta de la hoja.
Aquel plano era enorme, lo suficiente como para ocupar el tamaño de una pizarra. El nivel de detalle era increíble, virtud de su enorme extensión. Se veía que estaba hecho en un pergamino muy viejo y grueso, similar al de los documentos más antiguos y restringidos que había en la biblioteca de la academia.
—Es impresionante. —musito el Hakagurē.
—¿Eso es todo? Vamos… ¿Esto no es divertido si no hacen preguntas al respecto? ¿Dónde quedan sus ganas de aprender? —regaño el anciano.
—Bien, aquí vamos. Permanezcan cerca de mí y procuren no extraviarse ni romper nada —Solicito el rubio anciano, mientras se comenzaba a caminar hacia la oscuridad
El sonido de la tormenta era amortiguado por lo corpulento de aquella estructura de piedra y madera, pero la lluvia seguía haciéndose presente con un leve y constante rumor, y el viento daba fe de su existencia al provocar rechinidos ocasionales en el vetusto edificio.
Los jóvenes fueron guiados a través de un oscuro laberinto que, contra lo que pudiese esperarse, demostraba que el interior de aquel edificio era mucho más amplio de lo que su apariencia externa y sus sombras internas permitían apreciar. El sujeto les guiaba con la absoluta seguridad de quien ha hecho el mismo trayecto durante años, con la pequeña luz bamboleándose y flaqueando a merced de su irregular pulso. Luego de unos minutos de silencio, se detuvo y levanto la mano para iluminar lo que tenían frente a ellos.
—Esta obra de arte es un mapa físico de lo que fuese la aldea oculta de la hoja.
Aquel plano era enorme, lo suficiente como para ocupar el tamaño de una pizarra. El nivel de detalle era increíble, virtud de su enorme extensión. Se veía que estaba hecho en un pergamino muy viejo y grueso, similar al de los documentos más antiguos y restringidos que había en la biblioteca de la academia.
—Es impresionante. —musito el Hakagurē.
—¿Eso es todo? Vamos… ¿Esto no es divertido si no hacen preguntas al respecto? ¿Dónde quedan sus ganas de aprender? —regaño el anciano.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)