[Mision Rango D] Mas fuerte que nunca

[Karamaru]

Su pedido obtuvo respuesta negativa, aunque podia entender facilmente con la sencilla explicacion del anciano. Era sabio, o al menos eso estaba pareciendo, la misma idea corria en el templo. "No entrenes solo la mente, entrena el cuerpo, afina los dos y seras imbatible". Karamaru era cosciente de que uno debia de entrenar y esforzar su cuerpo al limite, incluso llevaba haciendo eso desde que comenzo a vivir fuera del templo y entrenar por su cuenta. Sus ideas eran bien claras.

"Entrenar mi cuerpo es mi prioridad numero uno, claro que si"

Estaba por responderle esas mismas palabras al viejo cuando la puerta se abrio y el calvo enmudecio tratando de identificar quien se acercaba. En segundos, entro al recinto una mujer que por sus palabras parecia ser quien estaba esperando.

"Con que ella es.... es.... es.... No me acuerdo el nombre....." el calvo se lamentaba, pero no lo mostraba. Seguia tan firme y rigido como para cuando lo debio de estar para hacerle una reverencia al anciano.

Pero esta vez no es ningún estudiante, Yui-chan. Es un gennin hecho y derecho. Miralo qué robustez y qué fuerza, seguro que no puedes derrotarlo. - el monje se enorgullecio y saco pecho. Despues de todo parecia que lo realmente lo tomaba en cuenta y que no era un simple gennin tonto cualquiera.

"Yui, Yui, Que no se me olvide, no seas tonto Karamaru. Se llama Yui."

La mujer se fue hacia la arena, pocas palabras hicieron falta para incentivarla a ella, menos aun para el calvo. No solo tenia la mision ya hecha, o eso esperaba, si no que tambien tenia de por medio una desafiante pelea de esas que tanto le gustaban. Nunca se podia rechazar un combate, menos aun con un oponente nuevo.

Karamaru camino, en silencio, al extremo opuesto en el Yui se habia colocado. La siguio con la reverencia y el sello para despues quedarse parado normalmente, sin buscar una posicion de guardia.

El primero que caiga al suelo o sangre pierde, nada de armas ni jutsus ofensivos. ¿Lo habeis entendido?

Karamaru asintio con la cabeza, las ordenes era justo como a el le gustaban. Sin armas, sin tecnicas. Agradecia que alguien tenga en cuenta, aun sin saberlo, que el monje entrenaba primero su cuerpo a un punto exquisito para despues volcarse al entrenamiento del ninjutsu elemental. Aun mas cuando tomaban en cuenta que aun no poseia ni un solo arma.