22/05/2017, 20:21
Taeko no respondió enseguida. Parecía estar meditando muy bien la respuesta. Parecía que el arte de escribir era mucho más complejo de lo que Ayame podría haber pensado en un momento. No parecía valer cualquier palabra elegida al azar. Debía de ser algo para ella.
«¿En qué se basará para decidirlo? ¿Sentimientos? ¿Descripciones?»
Al final, la Kusagakuriense tomó el pincel y sumergió la pluma en el tintero. Con cuidado, le dio un par de vueltas hasta que la tinta lo impregnó a la perfección y después secó la tinta sobrante. Respiró hondo, se inclinó sobre el pergamino y comenzó su labor. Ayame la estudiaba en silencio, rígida como una tabla, casi temiendo respirar por si rompía su momento de concentración. Tras unos segundos en los que Taeko se movía por el papel entre pinceladas descendentes, horizontales de izquierda a derecha y alguno inclinado hacia abajo, al fin su obra nació. Con trazos gruesos unidos por delgados hilos de tinta, la palabra escogida había sido:
—"Hajime" —leyó Ayame en voz alta, y, consciente de la expectante mirada de Taeko, juntó las palmas y le dedicó una amplia sonrisa—. ¡Es perfecto! Se te da verdaderamente bien, Taeko-san. ¡Seguro que a tus padres les encantará!
«¿En qué se basará para decidirlo? ¿Sentimientos? ¿Descripciones?»
Al final, la Kusagakuriense tomó el pincel y sumergió la pluma en el tintero. Con cuidado, le dio un par de vueltas hasta que la tinta lo impregnó a la perfección y después secó la tinta sobrante. Respiró hondo, se inclinó sobre el pergamino y comenzó su labor. Ayame la estudiaba en silencio, rígida como una tabla, casi temiendo respirar por si rompía su momento de concentración. Tras unos segundos en los que Taeko se movía por el papel entre pinceladas descendentes, horizontales de izquierda a derecha y alguno inclinado hacia abajo, al fin su obra nació. Con trazos gruesos unidos por delgados hilos de tinta, la palabra escogida había sido:
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—"Hajime" —leyó Ayame en voz alta, y, consciente de la expectante mirada de Taeko, juntó las palmas y le dedicó una amplia sonrisa—. ¡Es perfecto! Se te da verdaderamente bien, Taeko-san. ¡Seguro que a tus padres les encantará!