26/05/2017, 21:42
La reprimenda de Izumi no sirvió para nada, el tipo había seguido en su empeño por convertirla en una maldita diana "Si salgo viva de esto... lo mataré" la chica trataba de descender todo lo posible, tratando de encontrar algún sitio donde poder resguardarse de sus adversario que ahora mismo estaban en una ventaja absoluta.
El relincho de un animal herido de muerte, confirmó las sospechas de la pelirosa —¡Mierda!— miro hacia arriba y pudo ver como empezaban a asomar las patas del animal.
—¡Vamos, un poco más y nos libraremos de esos malnacidos!— gritó de nuevo la voz del que parecía ser el líder de los bandidos
No había escapatoria, la pared estaba demasiado húmeda para intentar un salto lateral... y encima tenía a aquel tipo a su izquierda, separaba por un par de metros "Piensa Izumi, piensa" la chica había detenido el descenso, agarrando con fuerza suficiente la roca como para hacer que sus dedos doliesen intensamente
El cuerpo del animal comenzaba a sobrepasar el límite de estabilidad y comenzaba a precipitarse en dirección a los shinobis, estaban separados lo suficiente como para que se diesen tres opciones: o le caía a uno de los dos o pasaba entre ellos.
Lo único positivo de la situación es que los arqueros habían desistido por alcanzarles o eso, o se habían quedado sin flechas... lo que venía a ser lo mismo para los intereses de los chicos.
—¡Ahí viene!— se auto advirtió la kunoichi, mientras el cuerpo del animal se precipitaba en dirección a ellos.
El caballo impacto con una pequeña roca saliente que había justo a mitad de camino, el relinchar de dolor del animal casi le podría haber helado el alma a cualquiera con un mínimo de empatía... pero ellos no tenían tiempo. El golpe a la roca, había provocado un efecto en cadena que difícilmente podrían evitar ya.
La roca no era tan pequeña como parecía a primera vista, era solo la punta de una más grande que hizo palanca y provocó que la pared sobre la que los shinobis estaban adheridos se quebrase en bloque, precipitándose así al fondo del cañón.
La pared comenzó a hacerse añicos entre sus dedos, mientras sentía como su cuerpo comenzaba una peligrosa caída.
—JAJAJAJA— entre el estruendo de la pared, podrían escuchar la macabra risa de aquellos bastardos —¡Ha salido mucho mejor de lo que esperaba!—
La rabia y la impotencia, se mezclaban con el miedo a lo inevitable. Izumi caía de espaldas, veía el filo de cañón alejarse poco a poco... casi a cámara lenta "¿Ahora sí... Se acabó?"
PLUFFFFF un fuerte chapoteo se escuchó entre todo aquel caos... y de repente: la oscuridad. Acompañada de una ráfaga de viento.
Tanto Karamaru como Izumi se vieron envuelto en una densa oscuridad, como si de una cueva se tratara. Era húmeda, muy húmeda, un líquido viscoso parecido a saliva y bajo ellos una superficie rugosa y cálida "¿qué ha pasado?"
No habría mucho más tiempo para reflexionar, de nuevo el sonido de una zambullida bíblica. Todo tembló.
La luz se hizo de nuevo en un extremo de la cueva, en su salida podrían vislumbrar hileras de lo que parecían ser dientes. Mientras todo esto sucedía, los chicos notarían como lo que había bajo ellos se movía de manera extraña para después catapultarlos, como si los estuvieran escupiendo.
Salieron despedidos a través de la entrada de aquella cueva, volarían un par de metros a toda velocidad antes de impactar contra lo que parecía ser tierra firme.
PLUFFFFF de nuevo el sonido de algo zambulléndose rápidamente en el agua, si Karamaru estaba rápido podría ver una enorme cola de lagarto negra como la noche sumergiéndose en las aguas del río
Totalmente empapada en aquella extraña saliva, Izumi trataba de recomponerse. Había caído de morros contra el suelo y estaba un poco aturdida, sin embargo creía haber visto algo familiar perderse en las aguas de aquel río "Debo estar soñando otra vez..." se incorporó sobre manos y pies, mientras trataba de recuperar el aliento antes de erguirse de nuevo
El relincho de un animal herido de muerte, confirmó las sospechas de la pelirosa —¡Mierda!— miro hacia arriba y pudo ver como empezaban a asomar las patas del animal.
—¡Vamos, un poco más y nos libraremos de esos malnacidos!— gritó de nuevo la voz del que parecía ser el líder de los bandidos
No había escapatoria, la pared estaba demasiado húmeda para intentar un salto lateral... y encima tenía a aquel tipo a su izquierda, separaba por un par de metros "Piensa Izumi, piensa" la chica había detenido el descenso, agarrando con fuerza suficiente la roca como para hacer que sus dedos doliesen intensamente
El cuerpo del animal comenzaba a sobrepasar el límite de estabilidad y comenzaba a precipitarse en dirección a los shinobis, estaban separados lo suficiente como para que se diesen tres opciones: o le caía a uno de los dos o pasaba entre ellos.
Lo único positivo de la situación es que los arqueros habían desistido por alcanzarles o eso, o se habían quedado sin flechas... lo que venía a ser lo mismo para los intereses de los chicos.
—¡Ahí viene!— se auto advirtió la kunoichi, mientras el cuerpo del animal se precipitaba en dirección a ellos.
El caballo impacto con una pequeña roca saliente que había justo a mitad de camino, el relinchar de dolor del animal casi le podría haber helado el alma a cualquiera con un mínimo de empatía... pero ellos no tenían tiempo. El golpe a la roca, había provocado un efecto en cadena que difícilmente podrían evitar ya.
La roca no era tan pequeña como parecía a primera vista, era solo la punta de una más grande que hizo palanca y provocó que la pared sobre la que los shinobis estaban adheridos se quebrase en bloque, precipitándose así al fondo del cañón.
La pared comenzó a hacerse añicos entre sus dedos, mientras sentía como su cuerpo comenzaba una peligrosa caída.
—JAJAJAJA— entre el estruendo de la pared, podrían escuchar la macabra risa de aquellos bastardos —¡Ha salido mucho mejor de lo que esperaba!—
La rabia y la impotencia, se mezclaban con el miedo a lo inevitable. Izumi caía de espaldas, veía el filo de cañón alejarse poco a poco... casi a cámara lenta "¿Ahora sí... Se acabó?"
PLUFFFFF un fuerte chapoteo se escuchó entre todo aquel caos... y de repente: la oscuridad. Acompañada de una ráfaga de viento.
Tanto Karamaru como Izumi se vieron envuelto en una densa oscuridad, como si de una cueva se tratara. Era húmeda, muy húmeda, un líquido viscoso parecido a saliva y bajo ellos una superficie rugosa y cálida "¿qué ha pasado?"
No habría mucho más tiempo para reflexionar, de nuevo el sonido de una zambullida bíblica. Todo tembló.
La luz se hizo de nuevo en un extremo de la cueva, en su salida podrían vislumbrar hileras de lo que parecían ser dientes. Mientras todo esto sucedía, los chicos notarían como lo que había bajo ellos se movía de manera extraña para después catapultarlos, como si los estuvieran escupiendo.
Salieron despedidos a través de la entrada de aquella cueva, volarían un par de metros a toda velocidad antes de impactar contra lo que parecía ser tierra firme.
PLUFFFFF de nuevo el sonido de algo zambulléndose rápidamente en el agua, si Karamaru estaba rápido podría ver una enorme cola de lagarto negra como la noche sumergiéndose en las aguas del río
Totalmente empapada en aquella extraña saliva, Izumi trataba de recomponerse. Había caído de morros contra el suelo y estaba un poco aturdida, sin embargo creía haber visto algo familiar perderse en las aguas de aquel río "Debo estar soñando otra vez..." se incorporó sobre manos y pies, mientras trataba de recuperar el aliento antes de erguirse de nuevo