27/05/2017, 18:56
—Siempre tan cordial Mogura... Puedes decirme solo Kei.—
Fue la respuesta que tuvo el pelirrojo a las palabras del joven médico. Lo que pedía no tenía ni patas ni cabeza, no había forma posible en la que tuviese tamaña consideración con alguien que apenas conocía.
Quizá otro día, Inoue Keisuke.
Contestó sin más el muchacho de cabello azabache. Una voz no tardó en emular la forma en que se dirigía al chico llamándolo por su nombre completo, seguidamente esa misma voz pronunciaría el nombre de Manase Mogura.
¿Dónde están los modales de todas estas personas?
Pensaba mientras hacía un intento sobrehumano para no perder los estribos ante aquel abuso de poder por parte del superior, claro que Mogura estaba malentendiendo la situación pero que podía hacer él. Nada, literalmente.
Su humor no mejoró al escuchar lo de su anterior misión y ese compañero faltante al final del día. No había tenido una buena imagen de Hyuuga Hazegawa el día que lo tuvo delante, tampoco el día que decidió desaparecerse en plena misión y sin duda alguna en aquel preciso instante su visión de él solo empeoraba.
Keisuke tomó la palabra por ambos, y quizá fue lo mejor. Mogura no quería decir nada en ese momento.
Una vez el pergamino estuvo en sus manos, lo leyó detenidamente. No parecía ser nada difícil pero no iban a poder evitar demorar con la tarea.
Preciso hacer unos preparativos para el viaje, encontrémonos en media hora en este mismo lugar.
Seguidamente y sin perder más tiempo de lo necesario, volvería hasta su casa a poner cosas en un morral. Cosas como agua fresca, un poco de comida, un libro sobre hierbas medicinales donde debería estar nombrado el tipo de planta que necesitaban y un mapa. Mogura sabía manejarse por la aldea pero no por toda la extensión del País de la Tormenta.
Al cabo de unos 30 minutos, Manase Mogura estaría presente nuevamente en el frente del Edificio del Arashikage. Listo para emprender el viaje.
Fue la respuesta que tuvo el pelirrojo a las palabras del joven médico. Lo que pedía no tenía ni patas ni cabeza, no había forma posible en la que tuviese tamaña consideración con alguien que apenas conocía.
Quizá otro día, Inoue Keisuke.
Contestó sin más el muchacho de cabello azabache. Una voz no tardó en emular la forma en que se dirigía al chico llamándolo por su nombre completo, seguidamente esa misma voz pronunciaría el nombre de Manase Mogura.
¿Dónde están los modales de todas estas personas?
Pensaba mientras hacía un intento sobrehumano para no perder los estribos ante aquel abuso de poder por parte del superior, claro que Mogura estaba malentendiendo la situación pero que podía hacer él. Nada, literalmente.
Su humor no mejoró al escuchar lo de su anterior misión y ese compañero faltante al final del día. No había tenido una buena imagen de Hyuuga Hazegawa el día que lo tuvo delante, tampoco el día que decidió desaparecerse en plena misión y sin duda alguna en aquel preciso instante su visión de él solo empeoraba.
Keisuke tomó la palabra por ambos, y quizá fue lo mejor. Mogura no quería decir nada en ese momento.
Una vez el pergamino estuvo en sus manos, lo leyó detenidamente. No parecía ser nada difícil pero no iban a poder evitar demorar con la tarea.
Preciso hacer unos preparativos para el viaje, encontrémonos en media hora en este mismo lugar.
Seguidamente y sin perder más tiempo de lo necesario, volvería hasta su casa a poner cosas en un morral. Cosas como agua fresca, un poco de comida, un libro sobre hierbas medicinales donde debería estar nombrado el tipo de planta que necesitaban y un mapa. Mogura sabía manejarse por la aldea pero no por toda la extensión del País de la Tormenta.
Al cabo de unos 30 minutos, Manase Mogura estaría presente nuevamente en el frente del Edificio del Arashikage. Listo para emprender el viaje.
Hablo - Pienso