29/05/2017, 07:31
Se suponía que la iban a ayudar, tenía que tratarles bien al menos para aparentar y una vez obtenida la información desaparecer con alguna excusa como ‘estoy cansada’ o algo similar, nadie podía obligarla a quedarse por más tiempo, tampoco podían cuestionarla con esas cuestiones ya que solo ella es consciente de qué tan cansada estará y eso.
»¿Te sientes mejor, Ritsuko-san?
Definitivamente hizo mal en bajar.
Tan solo con leer ese ‘san’ al final de su nombre su ojo experimentó lo que uno llamaría un tic nervioso pero el resto de su cara parecía completamente paralizada en aquella estupefacta expresión.
Sin mediar palabra con ninguno de los dos, la kunoichi de ojos rojos se dio media vuelta y regresó arriba hasta su habitación, cerró la puerta y se tumbó otro rato sobre la cama aprovechando la postura para taparse la cara con la almohada.
—Van a pensar que estás loca —mencionó la mujer tras materializarse una vez más.
—La muda tendría que saberlo —respondió la menor aun con la almohada aplastada en la cara.
Realmente no daba créditos a que la tratasen con tanta formalidad, era nuevo y perturbador, incluso irritante. Prefería que la trataran con desprecio o la ignorasen a eso…
—Pero necesitas la información —agregó la mujer cruzándose de brazos.
—Al rato voy —concluyó la pelirroja aun con el rostro cubierto.
»¿Te sientes mejor, Ritsuko-san?
Definitivamente hizo mal en bajar.
Tan solo con leer ese ‘san’ al final de su nombre su ojo experimentó lo que uno llamaría un tic nervioso pero el resto de su cara parecía completamente paralizada en aquella estupefacta expresión.
Sin mediar palabra con ninguno de los dos, la kunoichi de ojos rojos se dio media vuelta y regresó arriba hasta su habitación, cerró la puerta y se tumbó otro rato sobre la cama aprovechando la postura para taparse la cara con la almohada.
—Van a pensar que estás loca —mencionó la mujer tras materializarse una vez más.
—La muda tendría que saberlo —respondió la menor aun con la almohada aplastada en la cara.
Realmente no daba créditos a que la tratasen con tanta formalidad, era nuevo y perturbador, incluso irritante. Prefería que la trataran con desprecio o la ignorasen a eso…
—Pero necesitas la información —agregó la mujer cruzándose de brazos.
—Al rato voy —concluyó la pelirroja aun con el rostro cubierto.