28/06/2015, 00:04
El rubio corrió como alma que lleva el diablo, bueno... patinó. Sus zancadas le desplazaban como si estuviese montado en unos patines, el rubio literalmente patinaba en su acalorada huida de la justicia. No es que fuese realmente un fugitivo de la ley, pero la mujer quería imponer sus propias leyes, y éste no iba a dejarse avasallar sin motivo o razón humana. Era imposible que acabase con ese plato, y si ella no se dignaba a aceptarlo, una mediación era imposible.
Dejó la casa atrás casi de inmediato, pero no tenía demasiado sentido que huyese hasta otro país. Lo pensó, pero no lo hizo. El rubio tuvo una idea mucho mejor, cansar a la mujer e intentar razonar quizás con ella. Quizás bajo esa condición, la mujer aceptase ese otro punto de vista. A lo mejor no funcionaba, pero al menos así tendría mas tarde la consciencia tranquila. Al menos se había esforzado en dar esa opción.
El chico comenzó a darle vueltas a la casa. Mientras, la mujer le perseguía con todos los ánimos de destrozar su careto. El Yotsuki lo tenía claro, si la mujer le pillaba, iba a sufrir. Por desgracia para ella, el chico era ágil cual pantera. Difícilmente llegase a capturarlo. Entre vuelta y vuelta, llegó a observar que el peliblanco también se las ingenió para escapar de la casa, saltando por una estrecha ventana. El chico de Uzu escapó hacia un arbusto, y se intentó esconder. Entre tanto, el rubio seguía patinando alrededor de la casa, cansando a la señora. A cada vuelta, iba bajando la velocidad, haciendo que la mujer no parase en su empeño de cogerlo.
"Esperemos que ésto funcione...."
Al cabo de unas vueltas, el hombre también asomó. Salía por la puerta, y casi tropieza con el Yotsuki. Con unos buenos reflejos, el chico lo fintó y esquivó a tiempo, dejando tras de si a otro perseguidor. Con el hombre y la muer tras de él, el chico continuó con su juego del gato y el ratón. En algún momento terminarían por pararse, cansados... sería ahí que él también pararía. Mientras tanto, no quedaba mas opción que patinar.
Dejó la casa atrás casi de inmediato, pero no tenía demasiado sentido que huyese hasta otro país. Lo pensó, pero no lo hizo. El rubio tuvo una idea mucho mejor, cansar a la mujer e intentar razonar quizás con ella. Quizás bajo esa condición, la mujer aceptase ese otro punto de vista. A lo mejor no funcionaba, pero al menos así tendría mas tarde la consciencia tranquila. Al menos se había esforzado en dar esa opción.
El chico comenzó a darle vueltas a la casa. Mientras, la mujer le perseguía con todos los ánimos de destrozar su careto. El Yotsuki lo tenía claro, si la mujer le pillaba, iba a sufrir. Por desgracia para ella, el chico era ágil cual pantera. Difícilmente llegase a capturarlo. Entre vuelta y vuelta, llegó a observar que el peliblanco también se las ingenió para escapar de la casa, saltando por una estrecha ventana. El chico de Uzu escapó hacia un arbusto, y se intentó esconder. Entre tanto, el rubio seguía patinando alrededor de la casa, cansando a la señora. A cada vuelta, iba bajando la velocidad, haciendo que la mujer no parase en su empeño de cogerlo.
"Esperemos que ésto funcione...."
Al cabo de unas vueltas, el hombre también asomó. Salía por la puerta, y casi tropieza con el Yotsuki. Con unos buenos reflejos, el chico lo fintó y esquivó a tiempo, dejando tras de si a otro perseguidor. Con el hombre y la muer tras de él, el chico continuó con su juego del gato y el ratón. En algún momento terminarían por pararse, cansados... sería ahí que él también pararía. Mientras tanto, no quedaba mas opción que patinar.