1/06/2017, 23:02
Keisuke se mostraba un poco más dado al diálogo que el joven de cabello azabache, pero eso era porque su carácter era más impulsivo e inmaduro, si, probablemente se debía a ello.
—Algunos utensilios de jardinería, una pala y tijera, como no sabemos que es lo que necesitamos de esa planta podríamos traerla con su raíz.—
Comentó explayándose un poco más que Mogura a la hora de comentar que cargaba en el interior de su bolsa. Probablemente no lo admitiría nunca pero aquello era algo que debería habersele ocurrido también, la idea de traer consigo un libro sobre diferentes especies de plantas no era mala, pero lo de Keisuke tampoco.
El joven pelirrojo no demoraría mucho en seguir dejando escapar palabras de sus labios, parecía que estaba entre sus planes conseguir más plantas y llevarse algunas consigo.
—¿Tú sabes hacer algún antídoto o veneno? ¿Prácticas el iryonin sólo o tienes un sensei?—
Una pregunta tras otra, como una ronda de las cañoneras del barco Inoue, Mogura no tendría tiempo para contestar nada entre medio pero cuando finalmente tuvo su turno, tomó la palabra.
Manase Dōsan es mi maestro, mi instrucción en el Iryo-nin ha estado en sus manos durante el tiempo siguiente a mi graduación. Me ha enseñado mucho, y me ha dejado investigar por mi propia cuenta. Ahora mismo cargo con un libro que él mismo redactó en base a sus propias investigaciones.
Considerando que era su abuelo y posiblemente único pariente con vida, su tono de voz no parecía muy diferente a como hablaba normalmente, quizá porque era una de las figuras a las cual más respetaba y sentía que tenía que ser sumamente delicado de como hablaba sobre ese tema. Pero esa era la realidad.
Durante el resto del viaje, Mogura intentaría indagar en los conocimientos de Keisuke sobre el Iryo-nin. Esperando dejarle conocer alguna parte de sus propios conocimientos, los que tuviesen en común.
El viaje a Coladragón no sería tan largo de esa manera.
—Algunos utensilios de jardinería, una pala y tijera, como no sabemos que es lo que necesitamos de esa planta podríamos traerla con su raíz.—
Comentó explayándose un poco más que Mogura a la hora de comentar que cargaba en el interior de su bolsa. Probablemente no lo admitiría nunca pero aquello era algo que debería habersele ocurrido también, la idea de traer consigo un libro sobre diferentes especies de plantas no era mala, pero lo de Keisuke tampoco.
El joven pelirrojo no demoraría mucho en seguir dejando escapar palabras de sus labios, parecía que estaba entre sus planes conseguir más plantas y llevarse algunas consigo.
—¿Tú sabes hacer algún antídoto o veneno? ¿Prácticas el iryonin sólo o tienes un sensei?—
Una pregunta tras otra, como una ronda de las cañoneras del barco Inoue, Mogura no tendría tiempo para contestar nada entre medio pero cuando finalmente tuvo su turno, tomó la palabra.
Manase Dōsan es mi maestro, mi instrucción en el Iryo-nin ha estado en sus manos durante el tiempo siguiente a mi graduación. Me ha enseñado mucho, y me ha dejado investigar por mi propia cuenta. Ahora mismo cargo con un libro que él mismo redactó en base a sus propias investigaciones.
Considerando que era su abuelo y posiblemente único pariente con vida, su tono de voz no parecía muy diferente a como hablaba normalmente, quizá porque era una de las figuras a las cual más respetaba y sentía que tenía que ser sumamente delicado de como hablaba sobre ese tema. Pero esa era la realidad.
Durante el resto del viaje, Mogura intentaría indagar en los conocimientos de Keisuke sobre el Iryo-nin. Esperando dejarle conocer alguna parte de sus propios conocimientos, los que tuviesen en común.
El viaje a Coladragón no sería tan largo de esa manera.
Hablo - Pienso