2/06/2017, 15:45
Los muchachos llegaron a Coladragón a media tarde, cuando todavía quedaban algunas horas de claridad —pues en Arashi no Kuni, no podía hablarse de luz solar—. El pequeño pueblo pesquero más famoso de toda la costa Oeste de Oonindo ofrecía un ambiente de lo más plácido; casas bajas, construidas para soportar los temporales, calles amplias y poco transitadas, numerosos árboles y demás vegetación que daban un agradable tono verde al ambiente...
El pueblo era tranquilo, a excepción del puerto y la lonja de pescado que todavía estaban muy transitados a aquellas horas de la tarde. Más allá se extendían los amplios y escarpados acantilados que bordeaban toda la costa durante varios kilómetros.
Según la dirección que tenían, la casa del señor To estaba ubicada en el centro del pueblo, donde se acumulaban la mayoría de edificios residenciales. Era una zona especialmente acogedora, con algún que otro parque cubierto para niños y no más de media docena de comercios que surtían a los habitantes de Coladragón de todo tipo de utensilios; alimentos, ropa, medicinas, etc.
El pueblo era tranquilo, a excepción del puerto y la lonja de pescado que todavía estaban muy transitados a aquellas horas de la tarde. Más allá se extendían los amplios y escarpados acantilados que bordeaban toda la costa durante varios kilómetros.
Según la dirección que tenían, la casa del señor To estaba ubicada en el centro del pueblo, donde se acumulaban la mayoría de edificios residenciales. Era una zona especialmente acogedora, con algún que otro parque cubierto para niños y no más de media docena de comercios que surtían a los habitantes de Coladragón de todo tipo de utensilios; alimentos, ropa, medicinas, etc.