3/06/2017, 04:07
Mientras seguíamos rumbo a Coladragón pude conocer un poco más de mi compañero, al parecer un familiar suyo le instruía, un dato más curioso llamó mi atención, esa persona que le enseñaba había escrito un documento, ¿podría echarle un ojo a aquel libro o Mogura lo guardaría celosamente?
No hice mucho hincapié en ese asunto ya que la conversación tomó un curso natural dirigido a las habilidades del iryonin y las técnicas que cada uno sabía, según me decía Manase manejábamos las mismas, por lo que debíamos estar a la par, ¿no?
El viaje transcurrió de lo más normal y tranquilo, no hubo ningún inconveniente y el clima se tornó de manera favorable; tampoco fue un trayecto tan pesado porque mantuvimos una charla más o menos amena.
Casi al terminar el día llegamos a nuestro destino, era reconfortante saber que llegábamos al pueblo y que en poco tiempo podríamos descansar un poco. —Mogura, ¿exactamente donde debemos ir?— Pregunté mientras buscaba en mi bolso un aperitivo, saqué dos bananas, no sabía sí él quería una o no, simplemente se la ofrecí, debía aceptarla sin rechistar, después de todo era muy cordial a todo, o eso manifestaba.
Disfruté de la fruta mientras tomábamos un breve descanso, aproveché para visualizar el entorno, las casas, las calles y los pocos detalles que mis ojos pudieron captar antes de que mi incógnita tuviese una respuesta. —¿Será que podremos descansar un poco?— Manifesté, aunque sabía perfectamente que mi homólogo no tendría la respuesta, sinceramente no estaba agotado, pero poder relajarnos un poco sería lo mejor.
Terminé de dar el último bocado a la fruta y dejé la cáscara en el bote de basura más cercano. Permití que mi compañero guiase el camino hacia la casa del cliente, el pueblo no parecía ser muy grande así que no debíamos tardar mucho. Vi como fuimos al centro del lugar, la zona residencial se manifestó y recordé las vegetaciones que estaban por los alrededores, realmente era diferente a Amegakure.
No hice mucho hincapié en ese asunto ya que la conversación tomó un curso natural dirigido a las habilidades del iryonin y las técnicas que cada uno sabía, según me decía Manase manejábamos las mismas, por lo que debíamos estar a la par, ¿no?
El viaje transcurrió de lo más normal y tranquilo, no hubo ningún inconveniente y el clima se tornó de manera favorable; tampoco fue un trayecto tan pesado porque mantuvimos una charla más o menos amena.
Casi al terminar el día llegamos a nuestro destino, era reconfortante saber que llegábamos al pueblo y que en poco tiempo podríamos descansar un poco. —Mogura, ¿exactamente donde debemos ir?— Pregunté mientras buscaba en mi bolso un aperitivo, saqué dos bananas, no sabía sí él quería una o no, simplemente se la ofrecí, debía aceptarla sin rechistar, después de todo era muy cordial a todo, o eso manifestaba.
Disfruté de la fruta mientras tomábamos un breve descanso, aproveché para visualizar el entorno, las casas, las calles y los pocos detalles que mis ojos pudieron captar antes de que mi incógnita tuviese una respuesta. —¿Será que podremos descansar un poco?— Manifesté, aunque sabía perfectamente que mi homólogo no tendría la respuesta, sinceramente no estaba agotado, pero poder relajarnos un poco sería lo mejor.
Terminé de dar el último bocado a la fruta y dejé la cáscara en el bote de basura más cercano. Permití que mi compañero guiase el camino hacia la casa del cliente, el pueblo no parecía ser muy grande así que no debíamos tardar mucho. Vi como fuimos al centro del lugar, la zona residencial se manifestó y recordé las vegetaciones que estaban por los alrededores, realmente era diferente a Amegakure.