28/06/2015, 19:07
Los orbes celestes del rubio se fijaron drásticamente en los del peliblanco. Su indignación era mas que obvia, pese a ello... no iba a hacer mas que acrecentar. Irónicamente, el chico venía ahora a hacerse el héroe. Se antepuso al chico, sacó un metal afilado, y con el mero brillo del sol hizo un reflejo hacia los ojos de ambos gigantes. De manera brusca, la mujer tropezó y cayó al suelo cual bomba en Hiroshima. Tras de ella, el hombre cayo de igual manera. El rubio miró de mala manera al joven de Uzu, y le empujó sin pensarlo dos veces.
— ¿¡Tu estas tonto o qué te pasa!? — Le vociferó al oído casi. — Son civiles! No debes usar tus trucos de ninja para hacerles daño! Ya podías haberte quedado en tu taburete! —
Sin reparo, el chico miró a los grandullones. La mujer se quejaba en el suelo, sujetándose la rodilla como si se la hubiese partido. Quizás no había sido mas que el golpe, una cosa involuntaria... pero el peliblanco se había pasado tres pueblos. Diantres, no quería pensar mal el rubio, pero sinceramente el de Uzu estaba resultando una molestia.
Zukamane se llevó la mano a la sien, y dejó caer un suspiro de resignación. De nuevo miró al peliblanco, y las palabras realmente sobraban. ¿Se disculparía al menos?
— Chico, te has pasado un montón. Lo tenía todo bajo control, y tu vas y la lías de ésta manera... que quede en tu consciencia, yo no voy a perder tiempo aquí.... allá tu y tus acciones... —
Dejó claro que él tenía algo que hacer. Por su parte, no iba a quedarse ahí. Sobraba en todos los sentidos de la palabra... ¿Cumpliría al menos el peliblanco con su obligación de defender a los civiles? Fuere como fuere, el chico comenzó a alejarse, esta vez caminando, y sacudiendo la cabeza de un lado a otro. Resignado a intentar ayudar a ese pedazo de cafre que se las hacía dar de shinobi.
— ¿¡Tu estas tonto o qué te pasa!? — Le vociferó al oído casi. — Son civiles! No debes usar tus trucos de ninja para hacerles daño! Ya podías haberte quedado en tu taburete! —
Sin reparo, el chico miró a los grandullones. La mujer se quejaba en el suelo, sujetándose la rodilla como si se la hubiese partido. Quizás no había sido mas que el golpe, una cosa involuntaria... pero el peliblanco se había pasado tres pueblos. Diantres, no quería pensar mal el rubio, pero sinceramente el de Uzu estaba resultando una molestia.
Zukamane se llevó la mano a la sien, y dejó caer un suspiro de resignación. De nuevo miró al peliblanco, y las palabras realmente sobraban. ¿Se disculparía al menos?
— Chico, te has pasado un montón. Lo tenía todo bajo control, y tu vas y la lías de ésta manera... que quede en tu consciencia, yo no voy a perder tiempo aquí.... allá tu y tus acciones... —
Dejó claro que él tenía algo que hacer. Por su parte, no iba a quedarse ahí. Sobraba en todos los sentidos de la palabra... ¿Cumpliría al menos el peliblanco con su obligación de defender a los civiles? Fuere como fuere, el chico comenzó a alejarse, esta vez caminando, y sacudiendo la cabeza de un lado a otro. Resignado a intentar ayudar a ese pedazo de cafre que se las hacía dar de shinobi.