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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#27
Pese a que Keisuke era capaz de llevar y mantener un paso ligero, Mogura era demasiado lento y sus pulmones, poco trabajadores, como para llegar al lugar en menos del tiempo estimado. Cuando por fin llegaron a los acantilados, el Sol ya estaba descendiendo a toda velocidad, y el cielo estaba cubierto de nubes grises y oscuras que anunciaban lluvia.

El lugar en cuestión era una pared de roca extremadamente escarpada, que nacía a un lado del sendero que llevaba hasta Coladragón, y bajaba casi de forma totalmente vertical hasta el agua. Allí, bajo el mar, se extendía una plataforma rocosa de dientes afilados como cuchillos. Las olas rompían con fuerza contra el acantilado, arrancando estruendos propios de una batería de cañones.

La Cauda Draconis, como no podía ser de otro modo, crecía en la parte más baja y escarpada del acantilado; justo donde la pared rocosa se convertía en un terreno castigado por el oleaje, repleto de hendiduras, fisuras y grietas afiladas. Los muchachos tendrían que ingeniárselas para bajar sin caer al agua, pues con aquellas olas tan fuertes, ni el mejor control de chakra les salvaría de ser aplastados contra las rocas. A su alrededor, además del sendero de tierra embarrada por el que habían venido, había apenas un par de rocas grandes y varios árboles, distribuidos aquí y allá, de tronco grueso y copa escasa que se mecían con el fuerte viento.

Un par de gotas cayeron sobre la nariz de Keisuke; estaba empezando a llover. El viento aulló con fuerza, y podía suponerse que de ese punto en adelante sólo iría a peor.
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Mensajes en este tema
RE: [Misión D] Un encargo inocente y nada sospechoso - por Amekoro Yui - 12/06/2017, 17:27


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