12/06/2017, 21:39
A pesar de que Mogura aumentó su ritmo de desplazamiento, seguía siendo muy lento, mantener su paso no supuso ningún inconveniente para mí, evidentemente no iba a dejarle solo, pero tras pasar unos metros la situación me empezaba a preocupar. ¿Llegaríamos antes de que el sol te ocultase?
Tras unos minutos llegamos al acantilado, el sol nos iluminaba con sus últimos rayos y daba paso a las amenazadoras nubes grises y oscuras, pronto caería una tormenta, el viento y la humedad así lo querían. —Supongo que es allá abajo.— Comenté no muy animado, me acerqué al borde del acantilado y la vista no era nada agradable.
Mis ojos se pasearon por todo el escenario, la pared se manifestaba amenazadora, su superficie irregular y pocas esperanzas de vida al caer, ya que bajo el agua emergían formaciones rocosas puntiagudas dispuestas a despedazar sin piedad a cualquiera cosa que se cruzara en su camino. Al final de todo pude apreciar la flor con las características que nos habían descrito.
—¿Cómo haremos para llegar hasta allá?— La situación en sí era preocupante, y para empeorar el panorama unas gotas golpearon mi rostro anunciando el inicio de la tempestad, sería cuestión de segundos para que todo se volviera resbaladizo y la marea más agresiva.
Miré a mis alrededores en busca de algún objeto o algo que pudiera ayudarnos. —No habrás traído una soga, ¿no?— Pregunté solo para asegurarme. En mi mente no había pensado en una situación así, no tenía en mis manos ningún objeto útil. —Lo más parecido que llevo es hilo ninja…— Agregué.
Tras unos minutos llegamos al acantilado, el sol nos iluminaba con sus últimos rayos y daba paso a las amenazadoras nubes grises y oscuras, pronto caería una tormenta, el viento y la humedad así lo querían. —Supongo que es allá abajo.— Comenté no muy animado, me acerqué al borde del acantilado y la vista no era nada agradable.
Mis ojos se pasearon por todo el escenario, la pared se manifestaba amenazadora, su superficie irregular y pocas esperanzas de vida al caer, ya que bajo el agua emergían formaciones rocosas puntiagudas dispuestas a despedazar sin piedad a cualquiera cosa que se cruzara en su camino. Al final de todo pude apreciar la flor con las características que nos habían descrito.
—¿Cómo haremos para llegar hasta allá?— La situación en sí era preocupante, y para empeorar el panorama unas gotas golpearon mi rostro anunciando el inicio de la tempestad, sería cuestión de segundos para que todo se volviera resbaladizo y la marea más agresiva.
Miré a mis alrededores en busca de algún objeto o algo que pudiera ayudarnos. —No habrás traído una soga, ¿no?— Pregunté solo para asegurarme. En mi mente no había pensado en una situación así, no tenía en mis manos ningún objeto útil. —Lo más parecido que llevo es hilo ninja…— Agregué.