15/06/2017, 11:21
Los muchachos examinaron el terreno. En efecto, junto al borde del acantilado, había un par de árboles de tronco grueso que podrían servir de anclaje sin temor a que cedieran —pues los médicos no eran chicos precisamente robustos—.
El viento aumentó su fuerza, y algunas gotas de lluvia empezaron a caer con suavidad. Alcanzaron a Mogura en el rostro y a Keisuke en la mano derecha. Probablemente se trataba de la avanzadilla de una tormenta mucho más grande que estaba por llegar, a juzgar por la negrura de las nubes que se iban colocando sobre las cabezas de los gennin.
El viento aumentó su fuerza, y algunas gotas de lluvia empezaron a caer con suavidad. Alcanzaron a Mogura en el rostro y a Keisuke en la mano derecha. Probablemente se trataba de la avanzadilla de una tormenta mucho más grande que estaba por llegar, a juzgar por la negrura de las nubes que se iban colocando sobre las cabezas de los gennin.