18/06/2017, 19:25
Confió plenamente en tus habilidades físicas y tu dominio del ninjutsu, Inoue-san. Pude confirmarlo por mi mismo el otro día en el Torreón de Práctica.
Eres la persona indicada para esta tarea.
Suspiré, no estaba del todo de acuerdo con la decisión, ciertamente tenía un poco de miedo de que algún improvisto pudiera ocurrirme, pero Mogura no parecía tener la intención de acercar su carne al peligro; además no podíamos perder más tiempo, primero, y principal, por la salud de nuestro cliente y segundo porque el clima empeoraba cada vez más.
Las pequeñas e inofensivas gotas fueron aumentando en tamaño y cantidad, el trueno retumbó por todo el lugar, asustandome un poco más.
Fui hasta donde Manase y me hice con el otro extremo del hilo, abracé mi cintura con éste e hice doble nudo, la hebra quedaría totalmente ajustada a mi cuerpo, incluso podía sentir que me apretaba un poco, preferí así a que quedara floja. Caminé hasta el borde del risco y miré la trágica escena ante mis ojos, la pared por donde descendería, las filosas y puntiagudas formaciones rocosas que se erguían y finalmente la presencia de la dichosa planta a rescatar.
—Espero que seas lo suficientemente fuerte para sostenerme sí algo le llegase a pasar al hilo.— Expresé en un tono no muy amigable, sobre todo porque estaba comenzando a dudar de sus habilidades. —Bueno, aquí voy.— Iba a descender pero luego vino a mi mente un pequeño error que habíamos pasado por alto. —Creo que vas a tener que hacer gala de tu fuerza más temprano.— Miré el hilo excedente, éste no estaba tenso ni nada por el estilo, por lo que podría caer libremente y nunca llegar a sentir la seguridad de los robles.
—Tendrás que sujetarle y ir soltandole lentamente, manteniendole firme y tenso.— Mogura no era ningún bruto, pero me sentía más seguro conmigo mismo explicarle, era solo por si acaso. Me importaba poco sí este entendía que dudaba de él o no.
Esperé a que mi homólogo se hiciera con el hilo y comencé a descender por el risco, que estaba resbaladizo y su terreno presentaba multiples imperfecciones, el chakra me ayudaría a mantener la estabilidad y mis manos sujetaban con fuerza el único vinculo en el cual debía confiar. Fui dando pasos lentos, mi mirada estaba posada en lo poco que había descendido; efectivamente estaba evitando ver el peligro, no obstante, el ruido de las olas se hacía cada vez más intenso y la lluvia me había empapado totalmente, sólo por sí acaso, y si mis manos se llegasen a resbalar, moldeé energía en mis palmas para asegurarme que la cuerda no me dejaría.
Eres la persona indicada para esta tarea.
Suspiré, no estaba del todo de acuerdo con la decisión, ciertamente tenía un poco de miedo de que algún improvisto pudiera ocurrirme, pero Mogura no parecía tener la intención de acercar su carne al peligro; además no podíamos perder más tiempo, primero, y principal, por la salud de nuestro cliente y segundo porque el clima empeoraba cada vez más.
Las pequeñas e inofensivas gotas fueron aumentando en tamaño y cantidad, el trueno retumbó por todo el lugar, asustandome un poco más.
Fui hasta donde Manase y me hice con el otro extremo del hilo, abracé mi cintura con éste e hice doble nudo, la hebra quedaría totalmente ajustada a mi cuerpo, incluso podía sentir que me apretaba un poco, preferí así a que quedara floja. Caminé hasta el borde del risco y miré la trágica escena ante mis ojos, la pared por donde descendería, las filosas y puntiagudas formaciones rocosas que se erguían y finalmente la presencia de la dichosa planta a rescatar.
—Espero que seas lo suficientemente fuerte para sostenerme sí algo le llegase a pasar al hilo.— Expresé en un tono no muy amigable, sobre todo porque estaba comenzando a dudar de sus habilidades. —Bueno, aquí voy.— Iba a descender pero luego vino a mi mente un pequeño error que habíamos pasado por alto. —Creo que vas a tener que hacer gala de tu fuerza más temprano.— Miré el hilo excedente, éste no estaba tenso ni nada por el estilo, por lo que podría caer libremente y nunca llegar a sentir la seguridad de los robles.
—Tendrás que sujetarle y ir soltandole lentamente, manteniendole firme y tenso.— Mogura no era ningún bruto, pero me sentía más seguro conmigo mismo explicarle, era solo por si acaso. Me importaba poco sí este entendía que dudaba de él o no.
Esperé a que mi homólogo se hiciera con el hilo y comencé a descender por el risco, que estaba resbaladizo y su terreno presentaba multiples imperfecciones, el chakra me ayudaría a mantener la estabilidad y mis manos sujetaban con fuerza el único vinculo en el cual debía confiar. Fui dando pasos lentos, mi mirada estaba posada en lo poco que había descendido; efectivamente estaba evitando ver el peligro, no obstante, el ruido de las olas se hacía cada vez más intenso y la lluvia me había empapado totalmente, sólo por sí acaso, y si mis manos se llegasen a resbalar, moldeé energía en mis palmas para asegurarme que la cuerda no me dejaría.