24/06/2017, 15:23
Sofocante, si, sofocante, así era como se definiría el día a esas horas, era normal que hiciera calor por los lados del país de la espiral, por lo que alguien proveniente de Uzushio podría talvez, tener un poco más de aguante ante los calurosos rayos ultravioletas, pero eran ya temperaturas muy elevadas como para que alguien sin una cantimplora con agua y una buena sombra pudiera soportar, para su suerte, su destino estaba muy cerca, por lo que su decisión fue no detenerse, una vez en el Valle del Fin, descansaría y almorzaría.
<< Ahh, demonios porque hace tanto calor, un poco más y acabare por desmayarme>> Pensó el Uzureño algo -Demasiado- cansado por el camino, no tenía muy buenas experiencias en viajes, y este no era la excepción, ya que como es costumbre para su cabeza, su orientación no le ayudo mucho para encontrar su objetivo, hace varios días que debería haber llegado, según las indicaciones que le habían dado en el último pueblo en que se detuvo.
Había escuchado muchas historias provenientes de ese lugar, y no solo sobre los tres monumentos que se ubicaban ahí actualmente, más de un anciano del país de la espiral le habían hablado sobre dos estatuas enfrentadas que yacían en la cascada, y a su vez el sin fin de enfrentamientos que tuvieron lugar en la frontera de los tres países, todo cual se enfrentaba ahí, terminaba haciendo historia, por lo que no podía no conocer semejante lugar, el cual le dio nacimiento al mundo conocido actualmente.
Sus pasos eran cada vez más cortos y más lentos, y por más que mirara el mapa, era inútil, no aprendería a interpretar mapas por arte de magia, y como su orientación era tan buena como brújula en el Grand line, ni siquiera podía fijarse en los puntos cardinales de la representación plana de Ōnindo.
Con mucha suerte y la bendición de a saber que deidad, el Uzureño logro encontrar, luego de unas horas de girar en círculos, el lugar cuyo nombre había repercutido de generación en generación, siempre haciendo historia en cada una de las épicas batallas que allí se habían determinado.
Lo primero que hizo al llegar al gran lago fue llenar y vaciar varias veces su cantimplora con agua saciando su sed hasta quedar satisfecho.
- Fiu…que bien se siente esta agua- exclamo el joven limpiando su boca con su manga sin siquiera prestar atención a su alrededor, para después retirar su mochila y usarla como almohada recostando su espalda sobre el suelo y refrescar sus pies dentro del agua.
<< Ahh, demonios porque hace tanto calor, un poco más y acabare por desmayarme>> Pensó el Uzureño algo -Demasiado- cansado por el camino, no tenía muy buenas experiencias en viajes, y este no era la excepción, ya que como es costumbre para su cabeza, su orientación no le ayudo mucho para encontrar su objetivo, hace varios días que debería haber llegado, según las indicaciones que le habían dado en el último pueblo en que se detuvo.
Había escuchado muchas historias provenientes de ese lugar, y no solo sobre los tres monumentos que se ubicaban ahí actualmente, más de un anciano del país de la espiral le habían hablado sobre dos estatuas enfrentadas que yacían en la cascada, y a su vez el sin fin de enfrentamientos que tuvieron lugar en la frontera de los tres países, todo cual se enfrentaba ahí, terminaba haciendo historia, por lo que no podía no conocer semejante lugar, el cual le dio nacimiento al mundo conocido actualmente.
Sus pasos eran cada vez más cortos y más lentos, y por más que mirara el mapa, era inútil, no aprendería a interpretar mapas por arte de magia, y como su orientación era tan buena como brújula en el Grand line, ni siquiera podía fijarse en los puntos cardinales de la representación plana de Ōnindo.
Con mucha suerte y la bendición de a saber que deidad, el Uzureño logro encontrar, luego de unas horas de girar en círculos, el lugar cuyo nombre había repercutido de generación en generación, siempre haciendo historia en cada una de las épicas batallas que allí se habían determinado.
Lo primero que hizo al llegar al gran lago fue llenar y vaciar varias veces su cantimplora con agua saciando su sed hasta quedar satisfecho.
- Fiu…que bien se siente esta agua- exclamo el joven limpiando su boca con su manga sin siquiera prestar atención a su alrededor, para después retirar su mochila y usarla como almohada recostando su espalda sobre el suelo y refrescar sus pies dentro del agua.
- Hablo-
<<Pienso>>