2/07/2015, 03:26
(Última modificación: 2/07/2015, 03:31 por Hanamura Kazuma.)
El Ishimura se encontraba de pie escuchando al chico de Kusa, por suerte ya estaba lo suficientemente recuperado como para oír con claridad, sin embargo mientras su oponente hablaba y el sol caía a sus espaldas, las palabras que cruzaban el aire parecían confundir y molestar al joven de Uzushio.
En cuanto su oponente termino de hablar, Kazuma se enderezo y con un poco de esfuerzo escupió una masa de sangre considerable, sin nada que interfiriera con su voz, procedió a hablar con un tono frio y duro.
—Oh no,no, no chico de Kusa.
—El mundo fuera de tu aldea no funciona así… ¿Crees que puedes atacar y luego con la mayor cobardía del mundo tratar de evitar el conflicto por que estas inseguro de cómo proseguir?
—Si un verdadero ninja de Kusa pasara por aquí, creo que con toda seguridad te ejecutaría por estar dando tan lamentables y escasos ejemplos de valor y determinación, mientras representas a su nación.
—No sé a qué se debe tanta cobardía… Creo que es una cuestión básica del honor, el terminar lo que comienzas.
—Pero si tanta es la inseguridad que os carcome… Bien podrías marcharte… Si, creo que eso sería lo más adecuado para ti.
—Lo más adecuado para un intento de Shinobi.
Expreso todo aquello mientras estiraba su cuello —sonando una a una su vertebras—, y mientras que mantenía una mirada que había pasado de estar medio ausente, a estar completamente fija en su oponente que se encontraba enmarcado por la luz del crepúsculo.
Aunque estaban separados por unos tres metros, la tensión del momento era casi palpable, como si la espada que se encontraba a la derecha del ojos grises estuviera marcando el fin del camino. Como si las intenciones de agredir se hubieran impregnado por los alrededores.
El recuerdo de aquel día en el callejón invadió la conciencia del peliblanco —la sangre, los golpes, la adrenalina—, y sus ojos se volvieron acero, inclementes y determinados a luchar.
En cuanto su oponente termino de hablar, Kazuma se enderezo y con un poco de esfuerzo escupió una masa de sangre considerable, sin nada que interfiriera con su voz, procedió a hablar con un tono frio y duro.
—Oh no,no, no chico de Kusa.
—El mundo fuera de tu aldea no funciona así… ¿Crees que puedes atacar y luego con la mayor cobardía del mundo tratar de evitar el conflicto por que estas inseguro de cómo proseguir?
—Si un verdadero ninja de Kusa pasara por aquí, creo que con toda seguridad te ejecutaría por estar dando tan lamentables y escasos ejemplos de valor y determinación, mientras representas a su nación.
—No sé a qué se debe tanta cobardía… Creo que es una cuestión básica del honor, el terminar lo que comienzas.
—Pero si tanta es la inseguridad que os carcome… Bien podrías marcharte… Si, creo que eso sería lo más adecuado para ti.
—Lo más adecuado para un intento de Shinobi.
Expreso todo aquello mientras estiraba su cuello —sonando una a una su vertebras—, y mientras que mantenía una mirada que había pasado de estar medio ausente, a estar completamente fija en su oponente que se encontraba enmarcado por la luz del crepúsculo.
Aunque estaban separados por unos tres metros, la tensión del momento era casi palpable, como si la espada que se encontraba a la derecha del ojos grises estuviera marcando el fin del camino. Como si las intenciones de agredir se hubieran impregnado por los alrededores.
El recuerdo de aquel día en el callejón invadió la conciencia del peliblanco —la sangre, los golpes, la adrenalina—, y sus ojos se volvieron acero, inclementes y determinados a luchar.