30/06/2017, 23:51
Cuando éste terminó, no pudo hacer más que levantar su azulado trasero de la orilla y volver a colgar su cantimplora en el costado izquierdo de su cinturón. Y cuando hizo aquello, percibió la presencia de lo que parecía ser la silueta de una mujer, menuda y con el cabello de un estrambótico tintado rosa, cuya cabeza yacía inclinada hacia arriba, a priori, observando paulatinamente la majestuosa figura de uno de los tres antecesores cuyas vidas significaron el fin de una era, y el comienzo de otra.
El gyojin se acercó despacio, con pisada firme, y anunciando su avance con el chapoteo del agua bajo sus pies a fin de no convertirse en una desagradable sorpresa.
—Bonita espada —dijo, habiendo visto el inmenso mango reposar sobre su costado izquierdo—. ¿cuánto pides por ella?
El gyojin se acercó despacio, con pisada firme, y anunciando su avance con el chapoteo del agua bajo sus pies a fin de no convertirse en una desagradable sorpresa.
—Bonita espada —dijo, habiendo visto el inmenso mango reposar sobre su costado izquierdo—. ¿cuánto pides por ella?