5/07/2017, 16:29
La gran cantidad de agradecimientos y reverencias contentaron a la anciana que no dijo nada más y le dejó marchar sin retenerle más tiempo.
Cuando se acercara a la casa donde debía entregar el libro y la revista, vería que alguien le esperaba apoyado en el marco de la puerta, con claros signos de impaciencia. Era el solicitante de la misión, que se le echaría encima en cuanto se acercara lo suficiente.
— Ya era hora, no veas si has tardado, si solo era entrar y salir. Espero no volverme tan lento como tú cuando me gradue. Venga va, damelo, va, venga, ¿donde lo tienes?
Cuando se acercara a la casa donde debía entregar el libro y la revista, vería que alguien le esperaba apoyado en el marco de la puerta, con claros signos de impaciencia. Era el solicitante de la misión, que se le echaría encima en cuanto se acercara lo suficiente.
— Ya era hora, no veas si has tardado, si solo era entrar y salir. Espero no volverme tan lento como tú cuando me gradue. Venga va, damelo, va, venga, ¿donde lo tienes?