3/07/2015, 05:55
¿Habrá sido una mula o no...? Seguía preguntándose la peliceleste a medida que iba avanzando a paso de tortuga mientras sus pies se hundían en el barro. Una sensación no tan desagradable podía sentir en sus pies por cada paso que daba, barro entre los dedos y debajo de sus pies, algo que le agregaba algo de peso extra pero que no terminaba de fastidiar a la kunoichi perezosa.
Caminar y caminar por quién sabe cuanto tiempo, esa era la idea de la chica que pretendía encontrar alguna vez a su hermana hiperactiva, sin aumentar ni un poco el ritmo ni siquiera teniendo viento a su favor. Podría... Dormir un rato... Pensó por un instante, aunque la idea se borró de su cabeza al dar otro paso. Una cosa es la sensación del barro en los pies y otra muy distinta y desagradable en la cara y el resto del cuerpo. Que te den barro...
Una voz masculina se hizo presente interrumpiendo los delirios de la peliceleste la cual al instante alzó la mirada que hasta ese momento permanecía clavada en el suelo para evitar resbalar o tropezar. - ¿Ah...? - Fue lo único que pronunció ella mientras seguía buscando al dueño de aquella voz, de haberse tratado de una persona normal, hubiese encontrado al que habló al instante, pero la flojera de Tamaki era algo que estaba por encima de cualquier ser humano del universo lo que la llevó a tardarse unos segundos en terminar de alzar la mirada hasta encontrarse con que el calvo le estaba hablando.
La chica se tomó unos segundos para meditar la invitación de aquél desconocido, aunque con lo "cansada" que estaba de estar caminando solo tenía una idea clara. Tal vez pueda echar una siesta pese al ruido... Era lo que pensaba la kunoichi que no tuvo inconvenientes con comenzar a caminar a la velocidad que lo haría cualquier ser humano normal con tal de no dejar pasar la caravana completa. -Se los agradecería mucho pero… ¿Estás seguro que no va a molestar a nadie? - Preguntó con esa lentitud tan natural en ella que casi podría contagiar la flojera a otros. Lo único en su cabeza era la idea de poder echar una siesta.
Caminar y caminar por quién sabe cuanto tiempo, esa era la idea de la chica que pretendía encontrar alguna vez a su hermana hiperactiva, sin aumentar ni un poco el ritmo ni siquiera teniendo viento a su favor. Podría... Dormir un rato... Pensó por un instante, aunque la idea se borró de su cabeza al dar otro paso. Una cosa es la sensación del barro en los pies y otra muy distinta y desagradable en la cara y el resto del cuerpo. Que te den barro...
Una voz masculina se hizo presente interrumpiendo los delirios de la peliceleste la cual al instante alzó la mirada que hasta ese momento permanecía clavada en el suelo para evitar resbalar o tropezar. - ¿Ah...? - Fue lo único que pronunció ella mientras seguía buscando al dueño de aquella voz, de haberse tratado de una persona normal, hubiese encontrado al que habló al instante, pero la flojera de Tamaki era algo que estaba por encima de cualquier ser humano del universo lo que la llevó a tardarse unos segundos en terminar de alzar la mirada hasta encontrarse con que el calvo le estaba hablando.
La chica se tomó unos segundos para meditar la invitación de aquél desconocido, aunque con lo "cansada" que estaba de estar caminando solo tenía una idea clara. Tal vez pueda echar una siesta pese al ruido... Era lo que pensaba la kunoichi que no tuvo inconvenientes con comenzar a caminar a la velocidad que lo haría cualquier ser humano normal con tal de no dejar pasar la caravana completa. -Se los agradecería mucho pero… ¿Estás seguro que no va a molestar a nadie? - Preguntó con esa lentitud tan natural en ella que casi podría contagiar la flojera a otros. Lo único en su cabeza era la idea de poder echar una siesta.