4/07/2015, 16:46
La mirada de la chica fue poco menos que castigadora, pero aun más lo fue su comentario.
—Pero que chica tan mal pensada —refunfuño el peliblanco—.
—No tengo miedo de tal cosa… Es solo que si encontramos murciélagos, debe significar que ha de haber una salida cerca, pues estos necesitan salir a volar y cazar por las noches —expreso aquello estando un poco apenado por parecer un sabelotodo.
Sin decir nada mas siguió caminado detrás de su compañera, caminaron por un rato al amparo de la antorcha, para luego llegar a lo que parecía ser una salida —aunque más que eso era una difícil elección.
Frente a ellos se encontraban dos caminos distintos, dos opciones que podrían ser tanto benéficas como condenatorias. Aquellas eran el tipo de situaciones donde el Ishimura se destacaba, situaciones donde había que tomar decisiones difíciles, situaciones donde había mucho en riesgo.
—A ver ¿cuál es la mejor opción? — se pregunto así mismo.
Primero se paro frente a ambos portales, luego colgó puso la antorcha frente a cada uno para percibir si había alguna corriente de aire. En cuanto paso la llama por la derecha esta se avivo bastante, y por un momento se emociono un poco, sin embargo la alegría no le duraría mucho.
En cuanto se acerco a la entrada de la caverna la antorcha volvió a aumentar sus proporciones hasta casi quemar la mano del chico, a la vez que irradiaba una extraña luz anaranjada. En aquel momento percibió un olor a quemado que hizo que retrocediera horrorizado mientras aleja la antorcha lo más posible.
—Maldición que tonto —se dijo así mismo—. Eso estuvo cerca.
Dándose cuenta que había actuado como un loco, se giro hacia su compañera para explicarle que le pasaba.
—Mira cuando me acerque a esa puerta la llama aumento, eso me hizo pensar que había una corriente de aire y por tanto había tomado oxigeno… —hizo una pausa—. Pero en realidad no fue aire lo que la avivo. Ya que fue un gas, el gas que hay en esa cueva y que solo pude percibir cuando se quemo y cuando cambio el color de la antorcha.
—Debe ser una fuga de gas natural, si hubiéramos entrado ahí, habríamos volado en pedazos. Bueno al menos ese gas avivo bastante el fuego.
Miro a su compañera esperando alguna respuesta y luego se giro hacia la entrada que quedaba.
—Pero que chica tan mal pensada —refunfuño el peliblanco—.
—No tengo miedo de tal cosa… Es solo que si encontramos murciélagos, debe significar que ha de haber una salida cerca, pues estos necesitan salir a volar y cazar por las noches —expreso aquello estando un poco apenado por parecer un sabelotodo.
Sin decir nada mas siguió caminado detrás de su compañera, caminaron por un rato al amparo de la antorcha, para luego llegar a lo que parecía ser una salida —aunque más que eso era una difícil elección.
Frente a ellos se encontraban dos caminos distintos, dos opciones que podrían ser tanto benéficas como condenatorias. Aquellas eran el tipo de situaciones donde el Ishimura se destacaba, situaciones donde había que tomar decisiones difíciles, situaciones donde había mucho en riesgo.
—A ver ¿cuál es la mejor opción? — se pregunto así mismo.
Primero se paro frente a ambos portales, luego colgó puso la antorcha frente a cada uno para percibir si había alguna corriente de aire. En cuanto paso la llama por la derecha esta se avivo bastante, y por un momento se emociono un poco, sin embargo la alegría no le duraría mucho.
En cuanto se acerco a la entrada de la caverna la antorcha volvió a aumentar sus proporciones hasta casi quemar la mano del chico, a la vez que irradiaba una extraña luz anaranjada. En aquel momento percibió un olor a quemado que hizo que retrocediera horrorizado mientras aleja la antorcha lo más posible.
—Maldición que tonto —se dijo así mismo—. Eso estuvo cerca.
Dándose cuenta que había actuado como un loco, se giro hacia su compañera para explicarle que le pasaba.
—Mira cuando me acerque a esa puerta la llama aumento, eso me hizo pensar que había una corriente de aire y por tanto había tomado oxigeno… —hizo una pausa—. Pero en realidad no fue aire lo que la avivo. Ya que fue un gas, el gas que hay en esa cueva y que solo pude percibir cuando se quemo y cuando cambio el color de la antorcha.
—Debe ser una fuga de gas natural, si hubiéramos entrado ahí, habríamos volado en pedazos. Bueno al menos ese gas avivo bastante el fuego.
Miro a su compañera esperando alguna respuesta y luego se giro hacia la entrada que quedaba.