28/07/2017, 02:12
Y allí, a su alrededor yacía el pequeño ejército de cangrejos, mientras que frente a él se erguía el malévolo líder que los guiaba en su contra.
—Si así lo quieren. —Desenvaino su espada y se preparo para luchar.
Deseaba darle fin a aquel pequeño grupo de matones que debían de ser los responsables de muchas maldades, como lo sería el aterrorizar a los bañistas. Y cierto era que poco le importaba pasar unos cuantos crustáceos por el filo de su espada, pero de pronto recordó que no estaba allí para cumplir con sus caprichos.
“Estoy de misión… Seguramente tendré problemas si Kaede regresa y me encuentra rodeado por las entrañar de una docena de cangrejos”.
Controlándose a sí mismo, el joven clavo con fuerza su espada en el suelo, para luego tomar la vaina de la misma y comenzar a esgrimirla. Comenzó a golpear de un lado para otro, procurando arrojar a los crustáceos hacia el mar, mientras trataba de calmarse y no aplastarles el caparazón.
“Vamos, cálmate; estos animales son parte de la playa y tu estas aquí para dejar dicha playa en mejores condiciones, lo cual implica no masacrar a estos pequeños rufianes..., al menos no sin previo permiso”.
Recordarse aquello a si mismo era la parte sencilla. Hacerse caso mientras sentía pellizcos en los tobillos era la parte difícil, pues no sabía a cuantos había logrado expulsar, pero el dolor le decía que aun faltaban muchos.
—Si así lo quieren. —Desenvaino su espada y se preparo para luchar.
Deseaba darle fin a aquel pequeño grupo de matones que debían de ser los responsables de muchas maldades, como lo sería el aterrorizar a los bañistas. Y cierto era que poco le importaba pasar unos cuantos crustáceos por el filo de su espada, pero de pronto recordó que no estaba allí para cumplir con sus caprichos.
“Estoy de misión… Seguramente tendré problemas si Kaede regresa y me encuentra rodeado por las entrañar de una docena de cangrejos”.
Controlándose a sí mismo, el joven clavo con fuerza su espada en el suelo, para luego tomar la vaina de la misma y comenzar a esgrimirla. Comenzó a golpear de un lado para otro, procurando arrojar a los crustáceos hacia el mar, mientras trataba de calmarse y no aplastarles el caparazón.
“Vamos, cálmate; estos animales son parte de la playa y tu estas aquí para dejar dicha playa en mejores condiciones, lo cual implica no masacrar a estos pequeños rufianes..., al menos no sin previo permiso”.
Recordarse aquello a si mismo era la parte sencilla. Hacerse caso mientras sentía pellizcos en los tobillos era la parte difícil, pues no sabía a cuantos había logrado expulsar, pero el dolor le decía que aun faltaban muchos.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)