6/07/2015, 22:18
La situación no parecía llevar a ningún lado. La chica parecía indispuesta a confiar en nadie, recelosa a recibir ayuda ajena. Por otro lado, el de Uzu no hacía mas que mantener una actitud un tanto singular, casi de mafioso. Parecía que de un momento a otro una banda de matones fuesen a venir dándole dinero o tales cosas... realmente era un tanto siniestro, o simplemente no se expresaba bien.
Fuere cual fuere el motivo del chico sin nombre para expresarse de esa manera, para nada consiguió lo que iba buscando. La chica de Ame se lanzó a agarrar el cuello de su camisa, y no precisamente para quitarle un bichejo... ÉL era el bichejo. Lo zarandeó una y otra vez, exigiendo una respuesta, con todas las fuerzas que su delicado y fino cuerpo le permitieron. Entre tanto, las miradas acusaron a la pareja.
"Dios... que engorro...."
Sin embargo, el chico no se dejó amedrentar para nada por la situación. Con un movimiento rápido y seco, se quitó de encima las manos de la chica, y se alejó un paso nada mas conseguirlo. El rubio, quedó expectante, ajeno al embrollo. Evidentemente, el rostro del de Uzu no mostraba nada de agrado ante la situación. Fuera de esa tensión "amorosa", un montón de murmullos. La gente no paraba de hablar, algunos hasta se habían parado a mirar.
El chico no tardó en decir qué había sucedido con ese tal Duru, o como fuere su nombre. Al parecer, había sido igual de amigable a ella, ya tenían algo en común. Tras expresar la situación causante de ésta pequeña atracción turística, el chico de cabellera azabache se volvió hacia el rubio, y sin titubeos le preguntó si decía algo, pues había estado un tanto liado. El rubio se echó la mano diestra a la nuca, e intentó disimular el asombro ante esa situación con una falsa sonrisa.... cosa que no sería demasiado satisfactoria.
— Naaahhh... comentaba que si pasábamos de esta chica que no necesita ayuda, y vamos a visitar tu cuello.... DIGO! DIgo.... el museo! EL MUSEO! — Comentó tenso como el moco de un Snorlax.
— Es por ahi, ¿no? Espera... era por el otro lado... dios, que lío de ciudad..... —
Intentó evadir el tema del cuello tan bien como pudo, incluyendo un intenso lío mental acerca de a donde debían ir ahora. En un principio señaló la entrada, no tardó en darse cuenta de que no podía ser por ahí. No tardaría en intentar tomar camino hacia el lado contrario a la salida...
Fuere cual fuere el motivo del chico sin nombre para expresarse de esa manera, para nada consiguió lo que iba buscando. La chica de Ame se lanzó a agarrar el cuello de su camisa, y no precisamente para quitarle un bichejo... ÉL era el bichejo. Lo zarandeó una y otra vez, exigiendo una respuesta, con todas las fuerzas que su delicado y fino cuerpo le permitieron. Entre tanto, las miradas acusaron a la pareja.
"Dios... que engorro...."
Sin embargo, el chico no se dejó amedrentar para nada por la situación. Con un movimiento rápido y seco, se quitó de encima las manos de la chica, y se alejó un paso nada mas conseguirlo. El rubio, quedó expectante, ajeno al embrollo. Evidentemente, el rostro del de Uzu no mostraba nada de agrado ante la situación. Fuera de esa tensión "amorosa", un montón de murmullos. La gente no paraba de hablar, algunos hasta se habían parado a mirar.
El chico no tardó en decir qué había sucedido con ese tal Duru, o como fuere su nombre. Al parecer, había sido igual de amigable a ella, ya tenían algo en común. Tras expresar la situación causante de ésta pequeña atracción turística, el chico de cabellera azabache se volvió hacia el rubio, y sin titubeos le preguntó si decía algo, pues había estado un tanto liado. El rubio se echó la mano diestra a la nuca, e intentó disimular el asombro ante esa situación con una falsa sonrisa.... cosa que no sería demasiado satisfactoria.
— Naaahhh... comentaba que si pasábamos de esta chica que no necesita ayuda, y vamos a visitar tu cuello.... DIGO! DIgo.... el museo! EL MUSEO! — Comentó tenso como el moco de un Snorlax.
— Es por ahi, ¿no? Espera... era por el otro lado... dios, que lío de ciudad..... —
Intentó evadir el tema del cuello tan bien como pudo, incluyendo un intenso lío mental acerca de a donde debían ir ahora. En un principio señaló la entrada, no tardó en darse cuenta de que no podía ser por ahí. No tardaría en intentar tomar camino hacia el lado contrario a la salida...