2/08/2017, 12:22
Ya era tarde, tarde para los funcionarios claro, que acababan de recogerlo todo y dejarlo dispuesto para la mañana siguiente para así poder dar por concluida la jornada laboral y volver a su casa con sus familias. Casi todos tenían aún algo que hacer o finiquitar, el único que ya estaba con todo recogido y esperando pacientemente a que se le diera permiso para marcharse era el chunin que aquel día ocupaba el puesto de secretaría.
Cuando llegas a Chunin esperas misiones complejas llenas de emoción y aventuras, y cuando te piden que hagas de secretario para dar misiones D, toda esa ilusión muere. Pero si además ves entrar a un Genin por la puerta con el pecho inflado por haber logrado completar una misión D en lo que tú completarías dos C y tres D justo cuando acaba tu turno de funcionario, entonces algo muere dentro de ti.
Nuestro heroico protagonista soltó un suspiro que pareció que la vida se le iba con él y empezó a sacar cosas. Otra vez el libro de registro, los utensilios de escritura, el sello para confirmarlo y ahora a buscar los ryos. Cuando Karamaru estaba suficientemente proximo para escucharle extendió la mano exigiendo lo que era suyo.
— El pergamino.
En un abrir y cerrar de ojos ya lo tenía todo apañado de nuevo, solo quedaba comprobar el pergamino y darle los ryos.
Cuando llegas a Chunin esperas misiones complejas llenas de emoción y aventuras, y cuando te piden que hagas de secretario para dar misiones D, toda esa ilusión muere. Pero si además ves entrar a un Genin por la puerta con el pecho inflado por haber logrado completar una misión D en lo que tú completarías dos C y tres D justo cuando acaba tu turno de funcionario, entonces algo muere dentro de ti.
Nuestro heroico protagonista soltó un suspiro que pareció que la vida se le iba con él y empezó a sacar cosas. Otra vez el libro de registro, los utensilios de escritura, el sello para confirmarlo y ahora a buscar los ryos. Cuando Karamaru estaba suficientemente proximo para escucharle extendió la mano exigiendo lo que era suyo.
— El pergamino.
En un abrir y cerrar de ojos ya lo tenía todo apañado de nuevo, solo quedaba comprobar el pergamino y darle los ryos.