5/08/2017, 17:21
Mientras ambos corrían, Daigo pudo notar como un tercero empezó a seguirlos, pero no miró hacia atrás ni por un instante, no, ahora el peliverde solo podía mirar hacia el frente.
—Soy Inoue Keisuke, ¿ustedes? —Se presentó el recién llegado.
—¡Daigo, un gusto!
—Koko, ¡luego nos presentamos mejor!
Y así fue como, luego de aquella presentación acelerada, el recién formado equipo se dirigió a toda velocidad al lugar donde escucharon el rugido.
El pequeño atajo que habían tomado les ayudó a llegar rápidamente a un amplio corte donde encontraron a un enorme león blanco que amenazaba con atacar a un señor de mediana edad lucía una profunda herida de zarpazo en su torso.
—¡Atrás, atrás!
El hombre yacía en el suelo mientras se intentaba defender zarandeando un taburete con su diestra, aunque su improvisada arma no le fue de mucha ayuda, pues de un zarpazo el animal redujo el asiento a una simple pata de madera que el hombre seguía blandiendo cual sable para defenderse.
—¡Ayuda, maldita sea, que alguien me ayude!
El peliverde, al ver al hombre en peligro, corrió lo más rápido que pudo hacia su posición intentando sortear sin mucho éxito a la bestia, que saltó frente a Daigo, bloqueando el camino entre los chicos y el hombre.
Si querían ayudar a ese hombre, tenían que pelear primero.
—Soy Inoue Keisuke, ¿ustedes? —Se presentó el recién llegado.
—¡Daigo, un gusto!
—Koko, ¡luego nos presentamos mejor!
Y así fue como, luego de aquella presentación acelerada, el recién formado equipo se dirigió a toda velocidad al lugar donde escucharon el rugido.
El pequeño atajo que habían tomado les ayudó a llegar rápidamente a un amplio corte donde encontraron a un enorme león blanco que amenazaba con atacar a un señor de mediana edad lucía una profunda herida de zarpazo en su torso.
—¡Atrás, atrás!
El hombre yacía en el suelo mientras se intentaba defender zarandeando un taburete con su diestra, aunque su improvisada arma no le fue de mucha ayuda, pues de un zarpazo el animal redujo el asiento a una simple pata de madera que el hombre seguía blandiendo cual sable para defenderse.
—¡Ayuda, maldita sea, que alguien me ayude!
El peliverde, al ver al hombre en peligro, corrió lo más rápido que pudo hacia su posición intentando sortear sin mucho éxito a la bestia, que saltó frente a Daigo, bloqueando el camino entre los chicos y el hombre.
Si querían ayudar a ese hombre, tenían que pelear primero.
![[Imagen: IMG-20210515-202948-586.png]](https://i.ibb.co/fqtcMG8/IMG-20210515-202948-586.png)
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.