8/07/2015, 04:37
Tras recibir aquella respuesta afirmativa, Tamaki hizo un leve gesto con la cabeza a la vez que usaba su melodiosa voz para agradecerle al calvo que tenía en frente. - Te lo agradezco mucho. - Acto seguido, la kunoichi dio un pequeño saltito para aterrizar en un pequeño escalon de madera el cual era utilizado justamente para ayudarse a subir al carromato, al mismo tiempo tomó la mano del chico aceptando la ayuda ofrecida.
Al momento de hacer contacto físico con el chico, la peliceleste se dio cuenta de que lo que había hecho podría haber sido un error, al tomar la mano del desconocido había apoyado la fría válvula de la palma de su mano en la piel ajena y seguramente sería motivo para alguna que otra pregunta que para las gemelas es un asunto de lo más incómodo. No creo que a alguien le guste hablar de cosas que les metieron por la fuerza... Pensaba la kunoichi rezando porque el chico no empiece un interrogatorio.
Dejando de lado el asunto de las válvulas, la kunoichi ya no tenía que preocuparse por juntar más barro que el que ya tenía en los pies y tampoco de empaparse aun más de lo que ya estaba, si es que eso era posible claro.
Ya que había sido invitada a subirse al carromato, Tamaki no tardó demasiado en sentarse justo al borde apoyando los pies en el escalonsito, obviamente a un lado de donde estaba ubicado el calvo. - Me llamo Tamaki. - Dijo con lentitud mientras miraba con una cálida sonrisa al joven que estaba a su lado. - ¿Puedo preguntar tu nombre...? - Agregó al cabo de unos segundos tras taparse la boca para bostezar.
Al momento de hacer contacto físico con el chico, la peliceleste se dio cuenta de que lo que había hecho podría haber sido un error, al tomar la mano del desconocido había apoyado la fría válvula de la palma de su mano en la piel ajena y seguramente sería motivo para alguna que otra pregunta que para las gemelas es un asunto de lo más incómodo. No creo que a alguien le guste hablar de cosas que les metieron por la fuerza... Pensaba la kunoichi rezando porque el chico no empiece un interrogatorio.
Dejando de lado el asunto de las válvulas, la kunoichi ya no tenía que preocuparse por juntar más barro que el que ya tenía en los pies y tampoco de empaparse aun más de lo que ya estaba, si es que eso era posible claro.
Ya que había sido invitada a subirse al carromato, Tamaki no tardó demasiado en sentarse justo al borde apoyando los pies en el escalonsito, obviamente a un lado de donde estaba ubicado el calvo. - Me llamo Tamaki. - Dijo con lentitud mientras miraba con una cálida sonrisa al joven que estaba a su lado. - ¿Puedo preguntar tu nombre...? - Agregó al cabo de unos segundos tras taparse la boca para bostezar.