8/07/2015, 06:15
Para el peliblanco aquel había sido un día especial. Pero especialmente difícil, los inconvenientes no paraban de llegar uno tras otro sin dar tregua alguna.
Mientras trataban de escapar del amenazador sonido de un torrente de agua aproximándose, se encontraron con la siguiente dificultad. Esta se presento en forma de tres opciones posibles de escape, cada una tan poco confiable como la otra.
Lo único que tenian frente a ellos eran tres pasajes en la roca, que a pesar de ser completamente precarios, representaban su única esperanza.
«Veamos el primero parece ascender pero es muy angosto. El segundo parece mantener el nivel pero nada más, y el tercero se ve enorme pero es descendente» —pensó mientras alternaba la vista entre los caminos.
Su mente baraja las opciones a toda prisa, necesitaría tomar una decisión rápido.
«Si vamos por la angosta y el agua nos atrapa, nos quedaremos atrapados y moriremos ahogados. Pero si vamos por la más grande y desandemos demasiado, iremos justamente a donde el lodazal caerá»
«Por lo que la del medio es el mejor de los males… Sin embargo aunque fuéramos por ese camino, no podríamos correr más rápido que el agua» —se frustro con su propia deducción.
Mientras debatía internamente consigo, el peligro les alcanzo.
Las dimensiones de la pared de agua eran gigantescas, era como si un tsunami se manifestara bajo tierra, una enorme ola de color terreo, cuyo sonido era como el rugido de una bestia colosal.
Viendo aquello el Ishimura reacciono como sus instintos le dictaron.
Puso la antorcha en las manos de su compañera y con toda la fuerza de la que eras capaz, le dio un gran empujo para que se adentrara en el túnel. Luego corrió hacia la entrada del pasaje y dio un gran salto, con el cual logro tocar el borde superior de la entrada.
La marejada de lodo estaba sobre ambos, apunto de engullirlos.
En ese momento, el peliblanco junto sus manos en la posición de la serpiente y un fuerte estallido se produjo en la entrada del pasaje. La explosión basto para empujarlo y hacerlo rodar unos dos metros adentro de la cueva.
Aquello le salvo la vida, pues inmediatamente hubo un derrumbe que bloqueo la entrada al lugar donde ambos ninjas estaban. El muro de roca se sacudió cuando la ola golpeo contra él, sin embargo no cedió.
Pero el joven de piel morena no podría haber visto nada de eso, puesto que se encontraba boca abajo en el suelo tratando de recobrar el aire.
Mientras trataban de escapar del amenazador sonido de un torrente de agua aproximándose, se encontraron con la siguiente dificultad. Esta se presento en forma de tres opciones posibles de escape, cada una tan poco confiable como la otra.
Lo único que tenian frente a ellos eran tres pasajes en la roca, que a pesar de ser completamente precarios, representaban su única esperanza.
«Veamos el primero parece ascender pero es muy angosto. El segundo parece mantener el nivel pero nada más, y el tercero se ve enorme pero es descendente» —pensó mientras alternaba la vista entre los caminos.
Su mente baraja las opciones a toda prisa, necesitaría tomar una decisión rápido.
«Si vamos por la angosta y el agua nos atrapa, nos quedaremos atrapados y moriremos ahogados. Pero si vamos por la más grande y desandemos demasiado, iremos justamente a donde el lodazal caerá»
«Por lo que la del medio es el mejor de los males… Sin embargo aunque fuéramos por ese camino, no podríamos correr más rápido que el agua» —se frustro con su propia deducción.
Mientras debatía internamente consigo, el peligro les alcanzo.
Las dimensiones de la pared de agua eran gigantescas, era como si un tsunami se manifestara bajo tierra, una enorme ola de color terreo, cuyo sonido era como el rugido de una bestia colosal.
Viendo aquello el Ishimura reacciono como sus instintos le dictaron.
Puso la antorcha en las manos de su compañera y con toda la fuerza de la que eras capaz, le dio un gran empujo para que se adentrara en el túnel. Luego corrió hacia la entrada del pasaje y dio un gran salto, con el cual logro tocar el borde superior de la entrada.
La marejada de lodo estaba sobre ambos, apunto de engullirlos.
En ese momento, el peliblanco junto sus manos en la posición de la serpiente y un fuerte estallido se produjo en la entrada del pasaje. La explosión basto para empujarlo y hacerlo rodar unos dos metros adentro de la cueva.
Aquello le salvo la vida, pues inmediatamente hubo un derrumbe que bloqueo la entrada al lugar donde ambos ninjas estaban. El muro de roca se sacudió cuando la ola golpeo contra él, sin embargo no cedió.
Pero el joven de piel morena no podría haber visto nada de eso, puesto que se encontraba boca abajo en el suelo tratando de recobrar el aire.