16/08/2017, 05:15
Sus mejillas se sonrojaron al oír la risa de la mujer, y no la clase de sonrojo por algo bueno, el joven estaba muriéndose de la vergüenza, probablemente no volvería a dirigirle la palabra al de Kusa, aunque esa emoción no tardo en marcharse cuando la encargada de la barra volvió a abrir su boca.
Las palabras que vinieron a continuación, no fueron para nada agradables, bueno, talvez si las primeras, pero las que concluyeron el párrafo las arruinaron por completo, sabía que al estar en un lugar así, el trabajo no sería un lecho de rosas, pero no tenía por qué recordárselo.
Dos sujetos entraron en la habitación casi simultáneos con las palabras de la mujer y no tardaron en convocar a los que allí se encontraban, todos abandonaron sus actividades al instante, prestando atención al último que había ingresado, el cual se colocó en una portezuela al lado contrario, ubicándose los dos primeros uno a cada lado.
El tipo de barba indico que debían de continuar por el pasaje que se encontraba detrás de él, el cual los dirigiría al lugar de la entrevista, aunque también allí, los separarían según la utilidad que puedan llegar a tener.
A continuación, se les presentaba un espacio nada confortante, la iluminación era escasa, aunque contaba con una pequeña luz amarilla, la misma no llegaba a iluminar mucho que digamos, era un lugar aterrador sin duda, si se lo hubieran mostrado unos minutos antes, seguramente no se habría atrevido a entrar, pero ya había pasado por el peor susto de la noche, cortesía del músico de metro noventa de hace unos instantes, eso no significaba que no tuviera miedo, claro que lo tenía, sus piernas temblaban, aunque trataba de disimularlo lo más que podía, trago saliva y avanzo junto a los demás, no tenía otra opción, ya no había vuelta atrás, si ya estaba en baile debía bailar.
<< Bien, mi corazón ya se detuvo una vez, qué más da que lo haga de nuevo>>sus pasos estaban de acuerdo con su pensar, y sin siquiera considerar que podría pasar, sus pies siguieron a los del peliblanco.
Las palabras que vinieron a continuación, no fueron para nada agradables, bueno, talvez si las primeras, pero las que concluyeron el párrafo las arruinaron por completo, sabía que al estar en un lugar así, el trabajo no sería un lecho de rosas, pero no tenía por qué recordárselo.
Dos sujetos entraron en la habitación casi simultáneos con las palabras de la mujer y no tardaron en convocar a los que allí se encontraban, todos abandonaron sus actividades al instante, prestando atención al último que había ingresado, el cual se colocó en una portezuela al lado contrario, ubicándose los dos primeros uno a cada lado.
El tipo de barba indico que debían de continuar por el pasaje que se encontraba detrás de él, el cual los dirigiría al lugar de la entrevista, aunque también allí, los separarían según la utilidad que puedan llegar a tener.
A continuación, se les presentaba un espacio nada confortante, la iluminación era escasa, aunque contaba con una pequeña luz amarilla, la misma no llegaba a iluminar mucho que digamos, era un lugar aterrador sin duda, si se lo hubieran mostrado unos minutos antes, seguramente no se habría atrevido a entrar, pero ya había pasado por el peor susto de la noche, cortesía del músico de metro noventa de hace unos instantes, eso no significaba que no tuviera miedo, claro que lo tenía, sus piernas temblaban, aunque trataba de disimularlo lo más que podía, trago saliva y avanzo junto a los demás, no tenía otra opción, ya no había vuelta atrás, si ya estaba en baile debía bailar.
<< Bien, mi corazón ya se detuvo una vez, qué más da que lo haga de nuevo>>sus pasos estaban de acuerdo con su pensar, y sin siquiera considerar que podría pasar, sus pies siguieron a los del peliblanco.
- Hablo-
<<Pienso>>