17/08/2017, 14:50
(Última modificación: 6/09/2017, 10:33 por Amedama Daruu.)
Era temprano por la mañana, cerca de las siete de la mañana, cuando la kunoichi de cabellera dorada se encontraba finalizando su desayuno, se encontraba sola en casa puesto que sus tres hermanos y sus padres ya habían partido para realizar sus respectivas misiones. Hoy la chica al fin iniciaría con la suya, hace ya unos días la kunoichi había hecho acto de presencia en el edificio de la Arashikage solicitando una misión de rango D y hoy iría a ver que noticias tenían en recepción.
Al terminar su taza de chocolate caliente, la rubia utilizo el fregadero y dejo la taza en optimas condiciones para poder ser reutilizada. aquella mañana y al igual que todas las anteriores, llovía como siempre lo hizo y lo hará el país de la tormenta, no por nada se llamaba aldea oculta en la lluvia, aunque de todos modos se sentía algo de calor debido a la estación en la que transcurría -No quiero ni imaginarme el calor que deben tener en otros países- se dijo la chica en pensamientos, pues claramente, la lluvia aliviaba un poco los calores del verano, pero aun así se sentía igual.
Ya era hora, por lo cual, la kunoichi apresuro el paso hacia la puerta de salida, no sin antes pasar por el perchero que estaba justo a la entrada para tomar su paraguas, saco el mismo por fuera de la casa y lo abrió para luego darse media vuelta y echarle llave a la casa, no volvería en unas cuantas horas y su familia también tardaría en regresar.
Caminando con entusiasmo en su rostro, el cual le dibujaba una clara sonrisa en su rostro, la chica se abrió paso esquivando charcos de agua que la eterna lluvia dejaba sobre las calles de la aldea, era una suerte que las calles de Amegakure estuviesen asfaltadas, caso contrario, seria un desastre debido al lodo.
La chica llego al fin al edificio indicado, seco sus pies en el felpudo de entrada y se dirigió a quien estuviese hoy en la recepción -¡Buen día!- saludó al recepcionista
Al terminar su taza de chocolate caliente, la rubia utilizo el fregadero y dejo la taza en optimas condiciones para poder ser reutilizada. aquella mañana y al igual que todas las anteriores, llovía como siempre lo hizo y lo hará el país de la tormenta, no por nada se llamaba aldea oculta en la lluvia, aunque de todos modos se sentía algo de calor debido a la estación en la que transcurría -No quiero ni imaginarme el calor que deben tener en otros países- se dijo la chica en pensamientos, pues claramente, la lluvia aliviaba un poco los calores del verano, pero aun así se sentía igual.
Ya era hora, por lo cual, la kunoichi apresuro el paso hacia la puerta de salida, no sin antes pasar por el perchero que estaba justo a la entrada para tomar su paraguas, saco el mismo por fuera de la casa y lo abrió para luego darse media vuelta y echarle llave a la casa, no volvería en unas cuantas horas y su familia también tardaría en regresar.
Caminando con entusiasmo en su rostro, el cual le dibujaba una clara sonrisa en su rostro, la chica se abrió paso esquivando charcos de agua que la eterna lluvia dejaba sobre las calles de la aldea, era una suerte que las calles de Amegakure estuviesen asfaltadas, caso contrario, seria un desastre debido al lodo.
La chica llego al fin al edificio indicado, seco sus pies en el felpudo de entrada y se dirigió a quien estuviese hoy en la recepción -¡Buen día!- saludó al recepcionista
Hablo - Pienso - Telepatía