11/07/2015, 01:24
Los jóvenes se tomaron un descanso para no sobre esforzar sus cuerpos, o mejor dicho aquella gruta subterránea les dio un momento de tregua. Aunque si el lugar donde estaban fuera un ser viviente, definitivamente estaría encarnado por un depredador al que le gusta jugar con su presa.
Ambos ninjas estaban a corta distancia el uno del otro, la antorcha estaba puesta entre ambos para que pudiera compartir su luz y calor en aquella fría oscuridad. Y aunque el silencio era terriblemente tranquilizador, la jovencita de Amegakure lo rompió con lo que parecía ser una pregunta de preocupación.
—Bueno creo que si vamos por buen camino, es decir al menos ya no esta tan mojado.
—Pero tampoco me haría esperanzas, aun es casi seguro que muramos aquí abajo… —el joven se pauso así mismo, haciéndose consciente de lo oscuras que eran sus palabras.
—Siento haberlo dicho de esa manera, pero no soy del tipo que se hace ilusiones, aun así tampoco soy de los que se rinden —dijo con una leve sonrisa.
—Pero viéndolo por el lado positivo, esto es como la madre de los entrenamientos de supervivencia —aseguro el peliblanco—. Puesto que así deben ser las misiones de los ninja de elite: Peligro a cada instante y la muerte asechando en cada esquina, lejos de casa y con pocas probabilidades de sobrevivir.
—Puede que suene pretencioso, pero si salgo de aquí… Quiero decir si salimos de esta endemoniada cueva, me sentiré bastante orgulloso y tendré una historia jodidamente buena para contar.
El piel morena sabía que había hablado un poco de más, pero esperaba que aquello relajara un poco el ambiente. Lo único que tendría que esperar luego, era el que su compañera tuviera algo que agregar. Aunque de hacerlo o no, igualmente tendrían que ponerse en marcha pronto.
Ambos ninjas estaban a corta distancia el uno del otro, la antorcha estaba puesta entre ambos para que pudiera compartir su luz y calor en aquella fría oscuridad. Y aunque el silencio era terriblemente tranquilizador, la jovencita de Amegakure lo rompió con lo que parecía ser una pregunta de preocupación.
—Bueno creo que si vamos por buen camino, es decir al menos ya no esta tan mojado.
—Pero tampoco me haría esperanzas, aun es casi seguro que muramos aquí abajo… —el joven se pauso así mismo, haciéndose consciente de lo oscuras que eran sus palabras.
—Siento haberlo dicho de esa manera, pero no soy del tipo que se hace ilusiones, aun así tampoco soy de los que se rinden —dijo con una leve sonrisa.
—Pero viéndolo por el lado positivo, esto es como la madre de los entrenamientos de supervivencia —aseguro el peliblanco—. Puesto que así deben ser las misiones de los ninja de elite: Peligro a cada instante y la muerte asechando en cada esquina, lejos de casa y con pocas probabilidades de sobrevivir.
—Puede que suene pretencioso, pero si salgo de aquí… Quiero decir si salimos de esta endemoniada cueva, me sentiré bastante orgulloso y tendré una historia jodidamente buena para contar.
El piel morena sabía que había hablado un poco de más, pero esperaba que aquello relajara un poco el ambiente. Lo único que tendría que esperar luego, era el que su compañera tuviera algo que agregar. Aunque de hacerlo o no, igualmente tendrían que ponerse en marcha pronto.