20/08/2017, 00:03
(Última modificación: 20/08/2017, 00:04 por Inuzuka Nabi.)
El encargado arqueó una ceja ante las palabras del varón que tenía delante, luego suspiró y dejó caer sus hombros de forma más animada.
—Sabes perfectamente que no cumplir una misión es una deshonra para tu nombre, sin embargo fue la primera, y supongo que otra oportunidad te puedo dar —coincidió el hombre —. No necesito ningún dato adicional de ti, por cierto; todos están ya guardados en tu expediente.
Luego regresó detrás del gran escritorio, sentándose en el sillón de cuero negro una vez más, apoyó sus codos sobre la mesa y miró fijamente a ambos genin, primero a Hazegawa, luego a Reika, para después formar una pequeña sonrisa.
Algo ladina, pero eso pasaría desapercibido por ambos.
—Dado a que voy a concederte una segunda oportunidad, Hyuuga Hazegawa, quiero que en todo momento tengas en cuenta que si fallas esta, no habrá más oportunidades y tu carrera como shinobi puede irse al garete, así que espero que sepas en lo que te metes.
Luego rebuscó en otro de los cajones que tenía en el escritorio, el segundo por la derecha, sí; ahí lo había dejado. Desplegó un pergamino donde había algo escrito y buscó primero con el dedo, luego con la mirada, para por fin dar con lo que buscaba. Lo volvió a guardar en el cajón y del mismo sacó un pergamino más pequeño que el anterior, de color claro con bordes azules y un sello con una gran D que lo mantenía cerrado.
—Yamanaka Reika, tu serás la que lidere la misión y la que estarás al cargo de Hyuuga Hazegawa, aquí tienes.
Tendió el pergamino a la joven rubia y cuando ésta lo tomase, el encargado volvería a tomar los pergaminos que estaba ojeando, rellenando y enrrollando de nuevo para ponerse de nuevo manos a la obra.
—Buena suerte a ambos.
Fue lo último que diría, con una jovial sonrisa en el rostro y los ojos fijos en el Hyuuga, con una chispa de confianza en ellos, sin embargo había una pequeña nube, casi imperceptible, de duda, que esperaba que se disipase cuando ambos volviesen con la misión completada.
—Sabes perfectamente que no cumplir una misión es una deshonra para tu nombre, sin embargo fue la primera, y supongo que otra oportunidad te puedo dar —coincidió el hombre —. No necesito ningún dato adicional de ti, por cierto; todos están ya guardados en tu expediente.
Luego regresó detrás del gran escritorio, sentándose en el sillón de cuero negro una vez más, apoyó sus codos sobre la mesa y miró fijamente a ambos genin, primero a Hazegawa, luego a Reika, para después formar una pequeña sonrisa.
Algo ladina, pero eso pasaría desapercibido por ambos.
—Dado a que voy a concederte una segunda oportunidad, Hyuuga Hazegawa, quiero que en todo momento tengas en cuenta que si fallas esta, no habrá más oportunidades y tu carrera como shinobi puede irse al garete, así que espero que sepas en lo que te metes.
Luego rebuscó en otro de los cajones que tenía en el escritorio, el segundo por la derecha, sí; ahí lo había dejado. Desplegó un pergamino donde había algo escrito y buscó primero con el dedo, luego con la mirada, para por fin dar con lo que buscaba. Lo volvió a guardar en el cajón y del mismo sacó un pergamino más pequeño que el anterior, de color claro con bordes azules y un sello con una gran D que lo mantenía cerrado.
—Yamanaka Reika, tu serás la que lidere la misión y la que estarás al cargo de Hyuuga Hazegawa, aquí tienes.
Tendió el pergamino a la joven rubia y cuando ésta lo tomase, el encargado volvería a tomar los pergaminos que estaba ojeando, rellenando y enrrollando de nuevo para ponerse de nuevo manos a la obra.
—Buena suerte a ambos.
Fue lo último que diría, con una jovial sonrisa en el rostro y los ojos fijos en el Hyuuga, con una chispa de confianza en ellos, sin embargo había una pequeña nube, casi imperceptible, de duda, que esperaba que se disipase cuando ambos volviesen con la misión completada.